Leo Messi abandona el Barça entre lágrimas. Pero lo abandona. Camino del, se supone, PSG francés, propiedad de los cataríes, que no tienen el menor problema en aumentar el precio, y al que la Liga Francesa no está dispuesta a colocar demasiados máximos.
Esto empieza a resultar preocupante. Messi llora “lágrimas de cocodrilo”: él no quiere irse del Barça pero claro, no puede ganar más dinero. Precisamente él, ya multimillonario, al que el sueldo no aporta mucho.
Y ni una crítica en el exterior, ni por parte de los medios ni por parte de la afición blaugrana… mientras el susodicho utilizaba más y más pañuelos de papel para enjugar sus lágrimas.
Estamos creando unos ídolos que, encima, son de cartón piedra, lo que no deja de resultar un pelín preocupante.
Sí, es el mejor jugador del mundo. ¿Y qué?