Amplia encuesta, entre los católicos de Estados Unidos, sobre la ‘polémica’ entre comunión en la mano o en la boca. Sinceramente, los resultados que recoge la agencia Zenit no son como para tirar cohetes. Incluso presentados -no dudo que con muy buen criterio- como una demostración de una mayor sensibilidad hacia la Eucaristía, lo cierto es que la vuelta a la comunión en la boca y de rodillas, tan deseable, no es la variante que se impone.
Es más, la encuesta me ha recordado la imagen que ya he expresado muchas veces en Hispanidad: la evolución de la Iglesia en España se concreta en que cada vez hay más gente en misa de diario y cada vez hay menos en misa de domingo, aunque estos, naturalmente, siguen superando a aquellos en términos cuantitativos.
En cualquier caso, resulta urgente volver a a comulgar en la boca y de rodillas y, a ser posible con la palmatoria encendida, de la misma forma que debemos volver a arrodillarnos en el momento de la consagración y siempre que se nos muestre al Santísimo.
¿Estamos dando demasiada importancia a una mera cuestión de educación o urbanidad religiosa? Sí, pero, ¿de qué vive el hombre sino de protocolo, de allí donde lo exterior muestra lo interno?
Señores, estamos ante la prueba de fuego: ¿Creemos o no creemos que en la forma consagrada está Cristo, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad? Si no lo creemos mejor colgar los hábitos porque, además, el ataque final de Satán vendrá, precisamente, por ahí.
Encuesta harto significativa y de patente actualidad.