Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos recordando a los 120.000 armenios (cristianos) de Nagorno Karabaj (o Artsaj, como llaman a su antigua patria), que están siendo asediados por los musulmanes de Azerbaiyán desde diciembre de 2022.
Desde hace unos dos meses, Azerbaiyán, país de mayoría musulmana, ha intensificado el asedio de 120.000 cristianos en Nagorno-Karabaj (Artsaj), cuyas vías de abastecimiento cortó en diciembre de 2022. La única ruta de acceso era la carretera de Lachin, pero el paso o check point ha sido bloqueado por las tropas de Azerbaiyán y tampoco dejan pasar insumos de primera necesidad.
Ante ello, el cardenal estadounidense Raymond Burke hizo un llamamiento urgente a ayudarles con comida y bebida y a rezar por ellos: “No hay lugar para el silencio y la inacción ante la cruel persecución, más aún, la aniquilación de nuestros hermanos y hermanas armenios”, recoge Aciprensa.
Tras recordar el genocidio armenio, perpetrado por el imperio turco otomano entre 1915 y 1923, en el que murieron 1,5 millones de personas, el Purpurado explicó que los armenios “ahora están nuevamente acosados”. “Ya no tienen gas para obtener energía. No tienen medios de transporte públicos ni privados. Sus agricultores son asaltados a punta de pistola y no pueden recoger sus cosechas. Los alimentos escasean peligrosamente. Los tribunales han denunciado el asedio. Los gobiernos han denunciado el asedio”, lamentó.
Nasir Saeed, director de CLAAS-UK, expresó su seria preocupación por el continuo mal uso de la ley de blasfemia contra los cristianos
Nos vamos a Pakistán, donde, en la provincia de Punjab, una pareja cristiana ha sido acusada de blasfemia, generando alarma sobre el mal uso de la polémica ley religiosa del país, menos de un mes después de que turbas atacaran más de 80 hogares cristianos y 19 iglesias en la misma provincia, informa Christian Post.
Miles de musulmanes encabezaron disturbios violentos, quemaron iglesias y destrozaron viviendas en una colonia cristiana en la ciudad de Jaranwala el 16 de agosto. Los disturbios se desencadenaron por denuncias de que se habían arrancado páginas de un Corán y se había garabateado contenido blasfemo en ellas.
Nasir Saeed, director de CLAAS-UK, expresó su seria preocupación por el continuo mal uso de la ley de blasfemia contra los cristianos. Calificó estos incidentes como parte de un “genocidio gradual” de cristianos en Pakistán y enfatizó la necesidad de una acción inmediata.
La violencia alimentada por la religión no es nueva en Pakistán. En el pasado, las acusaciones de blasfemia han llevado a turbas a matar a personas acusadas, incluido un hombre de Sri Lanka en 2019 y a un grupo que quemó unas 60 casas, lo que provocó seis muertes en Punjab en 2009.
Los grupos de derechos humanos han criticado durante mucho tiempo las leyes sobre blasfemia de Pakistán, citando su uso indebido para beneficios personales. Según el Centro para la Justicia Social, más de 2.000 personas han sido acusadas desde 1987, y al menos 88 han sido asesinadas por tales acusaciones.
Precisamente estos cristianos, por ser directamente perseguidos, profundizan su vínculo con Cristo
Nos ocupamos ahora de Burkina Faso. En una entrevista para Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés), el P. Pierre Rouamba, prior general de los Hermanos Misioneros del Campo (FMC), comentó su misión pastoral en ese país y los obstáculos que debe sortear en una de las regiones más peligrosas del mundo para los cristianos.
El contexto político, social y económico de Burkina Faso es complicado. Allí la congregación del P. Rouamba tiene su sede regional, pero la situación no es turbulenta sólo allí, sino que “la inseguridad reina en Mali, Togo y Benín, donde se encuentra nuestra provincia, y los cristianos sufren”, según el sacerdote.
También se refiere a la creciente ola de terrorismo islámico en la región durante los últimos años: “Los cristianos se ven afectados a diario por las terribles acciones de Al Qaeda y el Estado Islámico”. “En 2022, Burkina Faso fue el país con más atentados contra los cristianos en el mundo”.
El P. Rouamba también habla sobre una trágica historia que conoce de primera mano, por haber ocurrido en una de las parroquias que atiende su congregación: “Un grupo de mujeres intentó romper el bloqueo, pensando que los terroristas no las atacarían. Sin embargo, muchas de ellas fueron retenidas y violadas”. Además, “a algunas las retuvieron durante mucho tiempo para utilizarlas como esclavas sexuales y sólo regresaron al cabo de varias semanas, embarazadas”.
A pesar de todo, la devoción de los católicos en Burkina Faso permanece firme: “Mientras los terroristas impiden que los cristianos se reúnan en las iglesias, las familias se reúnen en sus casas para reavivar la llama de la fe mediante clases de catecismo y celebraciones en familia cuando no hay sacerdotes”.
Y subraya: “Precisamente estos cristianos, por ser directamente perseguidos, profundizan su vínculo con Cristo. La sangre de los mártires es semilla de cristianos, de manera particular y actual, aquí en Burkina Faso”. Concluye expresando que los cristianos perseguidos “pueden buscar la salvación fuera de Dios, rebelándose contra Él, o pueden buscarla en el corazón del mismo Jesucristo”.