Hace unos meses el Ayuntamiento de Castellón -gobernado por los socialistas, Compromís y Podemos- inició los trabajos previos para el derribo de la Cruz del Parque Ribalta... ¡por ser un símbolo franquista! La alcaldesa se apoya en el informe no vinculante de un comité de expertos de Memoria Histórica de la Generalitat valenciana, pese a tener un contencioso administrativo abierto por la retirada de la cruz, por lo que la retirada se estaría llevando a cabo de una manera irregular. Por esa razón, la Asociación de Abogados Cristianos se querelló contra la alcaldesa, la socialista Amparo Marco, por prevaricación en caso de que finalmente retirara una cruz dedicada a las víctimas de la violencia y que no tiene ni una sola referencia al franquismo.
Posteriormente, Abogados Cristianos presentó una querella contra la concejal de Patrimonio de Castellón, Pilar Escuder, por un presunto delito de prevaricación y solicitó medidas cautelarísimas para paralizar la retirada de la Cruz.
Pues bien: la organización de juristas amplió la querella contra Escuder por contratar para el traslado de la cruz del parque Ribalta a una empresa recién creada, que no tenía registrada ninguna actividad, sobre la que constaban impagos y que, además, estaba registrada en una dirección falsa.
Ahora, el consistorio castellonense estudiará la oferta de dos empresas -esta vez reales- una balear y otra valenciana que concursan en la retirada de la Cruz y en el ajardinamiento de la zona. Según El Mundo acuden al concurso Vainsa Infraestructuras y Torun Pine S.A. La primera es una mercantil con sede en la localidad valenciana de Alfafar, mientras que la segunda es una firma constituida en Palma de Mallorca. Ahora la mesa técnica seguirá con la tramitación para adjudicar a una de las dos empresas los trabajos a ejecutar en un plazo de 6 semanas por un importe de 71.286 euros.
Según El Mundo, la complejidad del derribo radica el primero de los requisitos de la contrata: «Se procederá al aseguramiento y la retirada y traslado de la cruz», para entregarla en perfecto estado al Obispado para su reubicación en la explanada de la parroquia de Santo Tomás de Villanueva, en el barrio de Rafalafena.
Otro ejemplo más de la cruzfobia que recorre España.