Los seguidores de Libros recomendados saben que la historia -la buena historia –, me gusta. Lo saben porque no he cejado en el empeño de dar a conocer libros que defienden de los ataques que, algunos, con versiones torticeras y sectarias, se empeñan en imponer.
Me gusta la Historia en general y la de España en particular. Me veo en la encrucijada, como otros muchos, en la que desgraciadamente hay que defenderla del cainismo español y de la envidia del mundo. España, ese imperio acusado de mil formas en la Leyenda Negra, en la que se ocultan de manera vergonzante los éxitos militares, culturales y humanos, achacándoles como una norma estándar de comportamiento lo que fueron casos aislados, que proporcionalmente, nunca podrían haber hecho sombra ante el bien inagotable que ha propiciado a la humanidad universal sus aportaciones: un idioma que les hace grandes allá por dónde vayan; una fe cristiana que humanizó el carácter tribal de los indígenas; o la ciencia expandida en todo el mundo gracias a las universidades fundadas en cada país. España, precisamente el único imperio del mundo que nunca colonizó, sino que daba credenciales de español a todos los habitantes que nacieran bajo la corona española desde los Reyes Católicos hasta el fin de su imperio.
En esta pérdida del imperio español se esconden misterios, demasiados secretos, que de una forma u otra hicieron que perdiéramos la guerra
Hoy me gustaría ver un asunto de vital importancia: la guerra del 98, precisamente la pérdida del imperio de ultramar: Cuba, Filipinas, Puerto Rico… Y creo decir bien que es de vital importancia por dos motivos: hay que recordar al mundo y a los españoles que España fue lo que fue, porque quizás ya es más de una generación, la que desconoce estos hechos históricos y sospecho que no es sin querer; y porque en esta pérdida del imperio se esconden misterios, demasiados secretos, que de una forma u otra hicieron que, imprevisiblemente, perdiéramos una guerra que casi era imposible. La ilustración que muestro en el artículo, es una caricatura de la época con la que satirizaban el reparto de colonias por parte de las potencias europeas
Esta novedad, Los misterios del 98. El inexplicado fin del Imperio Español (Galland Books), cuyos autores Enrique Rovira Murillo y José María Manrique García son dos expertos en este tema y con un recorrido literario muy interesante. Se trata de una publicación bien editada y muy explicitado con textos, reseñas y gran cantidad de material gráfico.
Otros libros igual de interesantes que tienen mucho que ver con este proceso de destrucción del Imperio Español son los siguientes:
Los últimos de Filipinas (Actas) de Miguel Leiva y Miguel Ángel López de la Asunción. Este libro salió puntualmente para tratar de paliar la nefasta película 1898. Los últimos de Filipinas (2016), dirigida por Salvador Calvo y guión de Alejandro Hernández, que ridiculizaron a España, a sus soldados y la fe que los mantuvo en pie hasta el final, solapándose a la “versión oficial” que se redactó para esta etapa de la guerra vendida al resto del mundo. Un libro en tapa dura, entretenido, bien informado, 416 páginas repletas de información, cartas con mensajes decisivos y un cuadernillo de fotografías.
El caótico y trágico siglo XIX en España (Sekotia) de Ángel Díaz del Río. Aunque este libro ya lo he tratado con anterioridad, en este caso es imprescindible porque da una visión general de la situación de España a lo largo del siglo y cómo o por qué se fraguaron los hechos de final de siglo para que España dejara de ser el mayor Imperio existente.
@hptr2013