Me lo he leído de un tirón. La historia, además, es casi novela breve. Se titula Los demonios del Padre Joan y su autor es Jaume Vives, a quien no conocía de nada. Editora: Libroslibres, de quien días atrás comenté otra novedad merecedora de la lectura: la reedición de la biografía del Rey Balduino.
No les voy a contar el argumento del Padre Joan, sería una traición, ahora llamada 'spoiler', pero sí les ruego que reparen en la página 88, la descripción del bar pringoso, un auténtico tributo que los escritores de raza brindan a la actualidad más periodística.
Me temo que el tal bareto no exista, pero si existe que me digan dónde está porque la próxima vez que aparezca por Barcelona no me lo pierdo. Dan ganas de entrar en ese bar, permanecer en el interior sin mascarilla y fumarse un Ducados o una buena pipa. Los bares pringosos del país son un homenaje a una sociedad más libre, de no hace tantos años, donde la gente moría por causas desconocidas, quizás por haber exprimido la vida a tope sin preocuparse de la supervivencia. Porque este es el siglo XXI: un siglo en el que se están reduciendo las libertades y la libertad. Quizás por eso, la gente sonríe tan poco.
La segunda verdad que aporta Jaume Vives es que el diablo anda suelto. Esto lo sabe hasta los que no creen en Satán pero tienen la suficiente sensibilidad como para sentir la impregnación maligna en todo y en tantos. Ojo, no de la sociedad, sino del poder que nos gobierna, y no hablo sólo del poder político. Hablo de algo más grave: de la malignidad de lo políticamente correcto que se ha enseñoreado, no del hemiciclo de los diputados -eso apenas me importaría- sino del hombre de la calle, de Juan Español, igualmente atemorizado y eso sí resulta preocupante.
Los demonios del Padre Joan no es sino una novela policíaca, cuyo escenario es la Barcelona de ahora mismo. Como todo escritor inexperto, pretende decir muchas cosas -y Vives las dice- y contar pocas. Cuando tenga más experiencia contará más hechos y menos ideas y escribirá menos, permitiendo que el lector extraiga la conclusiones por sí sólo.
Es la historia de un sacerdote perseguido por el Maligno. Algo tan invisible como cotidiano. Como la vida misma
En cualquier caso, acabo de descubrir a un buen periodista y a un gran novelista. Puede que, formalmente, aún no haya cuajado. ¿Y qué? La leche también alimenta sin cuajar. Lo importante es tener leche... y Vives tiene las ubres llenas.
Los demonios del padre Joan me describen el mundo actual, la Barcelona actual, de forma mucho más precisa y, sobre todo, mucho más real, que los telediarios del día o que las páginas de los periódicos vegetales o digitales.
En plata: es la historia de un sacerdote perseguido por el Maligno, o sea, la vida misma: algo tan invisible como cotidiano. Apasionante: porque sólo la ficción es real, sólo lo pequeño es grande y sólo lo divertido es práctico.
Y hasta aquí puedo leer. Ahora les toca leer a ustedes.
Pta: sí, la imagen del ahorcado que cuelga del puente de Vallcarca tiene su sentido.