Caso real: un padre de familia madrileño que estuvo a un paso de morir por Covid, dejó escrito lo que le ocurrió en su agonía. Se puede resumir en estas sus palabras: "Nunca jamás sentí tanta paz porque nunca como entonces me sentí hijo de Dios".
Es cierto que el mayor pecado del Covid fue dejar morir en soledad a nuestros enfermos, pero también lo es que muchos sabían morir y nunca se sintieron solos. En un momento en que todos nos hemos vuelto quejumbrosos y aprehensivos, con ejemplos como el de este padre madrileño de familia numerosa, con hijos aún pequeños, siento renacer mi esperanza en el pueblo español.
Y sí, probablemente lo más abyecto de la reacción oficial contra el Covid, al menos en España, consistió en dejar morir sólo, sin auxilios espirituales ni religiosos a nuestros muertos por coronavirus.
Pero en esa soledad forzosa, presentada como responsabilidad, solidaridad y otras macanas por el discurso monclovita, surge la antigua fe: la de los cristianos que nunca se siente solos y que afrontan la muerte sin miedo porque tampoco le tienen miedo a la vida, porque se saben hijos de Dios. Desazón ante el tránsito sí, porque los cristianos somos hombres normales y corrientes, pero nunca miedo a la muerte porque creemos en el más allá.
La tercera dosis de la vacuna no cuenta con el mismo arraigo popular que las dos primeras. La cuarta que intentaron colocarnos, ni les cuento. ¿Por qué será?
Luego están los gritos de Shanghai, esa imágenes que están dando la vuelta la mundo y que para mí constituyen una de las muestras más definitorias de estos años de pandemia. Porque, ¿y si resulta que el confinamiento no sirve para mucho ante el virus? Recuerden que España tuvo más muertos por habitante que ningún otro país de Europa... y sufrió el confinamiento más duro de Europa.
What the?? This video taken yesterday in Shanghai, China, by the father of a close friend of mine. She verified its authenticity: People screaming out of their windows after a week of total lockdown, no leaving your apartment for any reason. pic.twitter.com/iHGOO8D8Cz
— Patrick Madrid ✌🏼 (@patrickmadrid) April 9, 2022
En el entretanto el Gobierno socio-podemita... pues tan hipócrita como siempre. Ahora, doña Carolina Darias recurre al "éxito" de la vacunación en España aunque sin hacer demasiado hincapié en la tercera dosis que, a pesar de las mentiras del Gobierno, y pese a que los 'tragacionistas' se lanzaron sobre ella... lo cierto es que ha sembrado más desconfianzas que confianzas entre los españoles.
Y así, a pesar de que la jerarquía episcopal española y europea no dio la talla con el Covid.
Un grupo de sacerdotes austriacos se revuelven contra la vacunación obligatoria impuesta en ese país europeo que ha logrado convencer al mundo de que Beethoven era austriaco y Hitler era alemán, sí, pero que aún cuenta con sacerdotes capaces de hablar claro, en efecto: la vacunación obligatoria ha sido otra de las barbaridades Covid que nos hemos tragado.
En el buen camino: sacerdotes austriacos contra la vacunación obligatoria
A lo mejor los católicos estamos reaccionando como deberíamos haber reaccionado en marzo, cuando por miedo a la muerte aceptamos la merma de nuestra libertad de movimientos, nuestra libertad de expresión y, sobre todo, de la libertad religiosa, la libertad de los hijos de Dios.
Les dejamos morir pero algunos sabían morir.