Austria es el que se ha atrevido a decretar un nuevo confinamiento. La verdad es que los arrestos domiciliarios no vencieron al virus pero sí destrozaron la economía en 2020. Es igual: el miedo es libre y la histeria es loca.
Los chinos son geniales: siguen sin informarnos sobre el origen del virus. Pero son buenos chicos
En España, ya son diez las comunidades autónomas que pretenden forzar el certificado Covid: ya sabes, si no lo llevas en la boca serás un marginado.
Pero la campaña de miedo continúa. Por un lado, Bill Gates nos habla de enfermedades renacidas, como la viruela, que provocarán una nueva epidemia. El País, siempre alegre, pasa del virus a las bacterias y nos informa de que la siguiente pandemia ya está aquí, agazapada antes de atacar, de la mano de superbacterias, que deben ser algo así como el Supermán de todos los bichos. Los antibióticos, naturalmente, no sirven para nada.
Bill Gates y El País -no, no son lo mismo- nos advierten sobre nuevas enfermedades... virológicas y bacteriológicas. Es todo tan bonito
Insisto: tenemos más tragacionistas que negacionistas, pero, ante todo, conviene recordar que sabemos muy poco del virus pero mucho de los luchadores contra el virus.
Una sonrisa, por favor.