Mucho me temo que aunque las cifras de contagio remitan, aunque la gente empiece a liberarse del miedo, el Covid continúa imperando... en el cerebro de la mayoría: miedo, miedo y miedo.
Lo de la vacuna es malo pero lo de la mascarilla es mucho peor. El bozal constituye el mayor y mejor instrumento de represión.
Si nos ponemos en plan progre, la mascarilla no sólo debería dejar de ser obligatoria: habría que prohibirla
Contra la vacuna tengo tres cosas:
1.Que sea obligatoria o casi obligatoria.
2.Que nos hayan utilizado a toda la humanidad como conejillo de indias de un fármaco no probado y que no puede calificarse de vacuna: es un fármaco que sí parece aliviar los efectos del virus pero no inmuniza y que parece aliviar el virus... sin que sepamos cómo. Además, desconocemos sus contraindicaciones.
3.Sí, insisto, y no dejaré de insistir: las vacunas se apoyaron, en su origen, en cultivos celulares de fetos abortados.
Ahora bien, con todo eso, creo que mucho peor, porque reduce la libertad en la vida cotidiana, es el bozal, el mayor ejemplo de sumisión -y el más generalizado- que uno recuerda.
Nos lo han quitado en exteriores, -¡Cuánto bueno!- pero eso no basta. Necesitamos, no sólo que desaparezca también en interiores sino que acabemos con las mascarillas y reprobemos la práctica del tapabocas, sea como terapia o como prevención.
La mascarilla ha creado el carnaval permanente, en todos y cada uno de los días del año. Y ahora que estamos en carnaval vivimos lo peor de esta fiesta repugnante: el anonimato
La mascarilla ha creado el carnaval permanente, en todos y cada uno de los días del año. Y ahora que estamos en carnaval vivimos lo peor de esta fiesta repugnante: el anonimato, cuando te escondes para vomitar tu mala crianza.
Si fuéramos progres, gente acostumbrada a prohibir en nombre de los derechos y libertades, prohibiríamos el uso de la mascarilla. Como abomino de la progresía me conformo con que la tiremos a la papelera.
Además, el hermano de Ayuso nos lo agradecerá.