El Covid ya no interesa a nadie, decíamos ayer. Pero las consecuencias del Coronavirus ahí siguen. Una viñeta en la que merece la pena reparar nos habla del poder de la televisión (según las últimas investigaciones, no contagia el coronavirus). La monigotera se ha convertido en lo políticamente correcto. Todo lo que no salga de ahí es bulo o, al menos, inexactitud, falta de rigor. La TV, por contra, sólo firma evidencias científicas. Y ojo, el que disienta de la verdad oficial, la emitida por la TV, no sólo debe ser despreciado: debe ser perseguido.
En efecto, hay que tener mucho valor para enfrentarse a las tesis televisivas, que ahora mandan más que hace 25 años un editorial de El País.
Al mismo tiempo, ahora hay que ver cuáles son los efectos secundarios de la victoria sobre la epidemia. Las informaciones -televisivas, por supuesto- sobre hospitalizaciones han dado paso a los reportajes sobre los efectos secundarios del Covid, que son tantos que, sinceramente, parecen no estar suficientemente catalogados. Vamos, que no sabíamos nada del virus cuando nos mataba y tampoco sabemos mucho ahora que supuestamente le hemos vencido.
Dicho de otra manera: es verdad que subsiste el miedo: miedo a lo desconocido, antes y después de la sexta ola.
Pero todavía hay gente con la cabeza sobre los hombros. El gobernador de Florida, Ron de Santis insta a unos jóvenes a que se liberen del bozal. Un consejo atinado porque no es otra cosa que quitarse miedos, recuperar la normalidiad... que es recuperar tu vida.
El gobernador de Florida estalla contra el teatro Covid: «Por favor quitaos las mascarillas, esto es ridículo». pic.twitter.com/f1GApQPqWv
— Alonso 🇪🇸 (@alonso_dm) March 2, 2022