The Walt Disney Company ha avivado el conflicto contra Ron DeSantis. La compañía ya ha llegado a instancias judiciales, y se ha puesto en el papel de víctima. Sin embargo, cabe recordar que el origen de este pulso fue el fin del adoctrinamiento de niños en las escuelas por ley, y hay que tener en cuenta que la factoría de Mickey Mouse hace tiempo que renunció a los contenidos inocentes y también ha pasado a usarlos para la perversión de la infancia (o “corrupción de menores”, como la refiere Santiago Abascal, líder de Vox).
Ya saben que el gigante de ocio y entretenimiento es un fiel discípulo del Nuevo Orden Mundial (NOM) y de sus postulados, que se resumen principalmente en ideología de género (feminismo y homosexualismo) y ateísmo (mucho panteísmo, nada de Dios e incluso se da protagonismo al demonio), y a los que ahora se suma el impulso de su último meneo ideológico (movimiento woke). Además, en su forma de actuar también se puede ver bastante incoherencia, pues, por ejemplo, presume del debut de su primer actor con Síndrome de Down... al tiempo que sigue financiando abortos.
Disney no siempre ha jugado limpio: antes de perder la autonomía del distrito Reedy Creek, firmó acuerdos a perpetuidad con los supervisores del estado previos a los nombrados por DeSantis... y claro la respuesta de este último ha sido anunciar nuevas medidas legislativas
Ahora Disney ha dado un paso más en su enfrentamiento con DeSantis. Y es que ha ampliado la demanda que interpuso contra el gobernador del estado de Florida y la junta que supervisa el distrito donde está Disney World ante el tribunal federal de Tallahasse: ha añadido comentarios del político republicano en una rueda de prensa y en una entrevista, y señalando que la legislatura estatal ha apuntado también al sistema de monorraíl del complejo. Disney se considera víctima de una campaña de “castigo” contra sus intereses económicos y derechos constitucionales. Claro que no siempre ha jugado limpio: antes de perder la autonomía del citado distrito, firmó acuerdos a perpetuidad con los supervisores del estado previos a los nombrados por DeSantis... y claro la respuesta de este último ha sido anunciar nuevas medidas legislativas, pues quiere luchar contra el adoctrinamiento de niños y contra los privilegios de Disney para que todas las empresas “vivan bajo las mismas leyes” sí o sí.
Paralelamente, quedan menos de 48 horas para que se conozcan los resultados de su segundo trimestre fiscal (enero a marzo de 2023), y por ende, del primer semestre, y no hay que olvidar que los del primer trimestre no fueron buenos en términos de rentabilidad (el beneficio operativo bajó un 7% y se registraron pérdidas en streaming), lo que llevó a anunciar un fuerte recorte de costes que incluyó 7.000 despidos. Parece que debería preocuparse más por los números que por DeSantis... y también por sus contenidos, porque sigue adoleciendo de cierta falta de ideas con numerosas versiones de clásicos animados (ya ha anunciado una en carne y hueso de Moana) y entregas de famosas sagas (acaba de estrenar en cines Guardianes de la Galaxia Volumen 3, que cierra la trilogía). Esta última tendrá que competir con la exitosa Super Mario Bros, una película normal y sin manipulaciones progres, obra de Illumination (compañía que es propiedad de Universal Pictures) y Nintendo, que está arrasando en taquilla: ya ha recaudado 1.000 millones de dólares (unos 910,5 millones de euros) y se ha convertido en la adaptación de un videojuego más taquillera de la historia.
Eso sí, por Internet ha corrido este meme, que no se corresponde con la película de Super Mario Bros, pero que podría ser una buena caricatura de elevado progresismo por el que apuesta Disney.