La organización e-Cristians ha emitido una nota orientativa con motivo de las próximas elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo.
"E-Cristians nace en el año 2001 como respuesta a la constatación de una debilidad: la mínima presencia y aportación cristiana a la vida pública. Aunque los católicos representan un porcentaje importante de la población, su influencia no ha llegado a las instituciones políticas quedando éstas huérfanas de propuesta, proyecto y relato, nacido de la concepción cristiana": así se define esta organización que, por tanto, es confesional católica.
Respecto a su nota orientativa, e-Cristians viene a recordar lo que serían los principios no negociables para la actuación coherente del cristiano en política, establecidos por el Papa Benedicto XVI -respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural; la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer; la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas- en la exhortación apostólica Sacramentum caritatis.
Esta organización católica declara: "Debemos afirmar que, por desgracia, la mayoría de los partidos no cumplen los criterios expuestos. Constatamos una notable orfandad política de los católicos".
Aconseja: "En el ámbito concreto de las municipales , que no estén en grandes ciudades, tan decisivo como el partido es la persona que encabeza la lista. En este sentido, la dimensión y el conocimiento humano son decisivos a la hora de decidir".
Valora: "En las grandes ciudades, votar socialista, UP, Comunes, Sumar y sus variantes locales, es reforzar la posición del presidente Sánchez, cuyas leyes y políticas son frontalmente contrarias, a la concepción y cultura política cristiana y a la ley natural. Además, con el estado ha emprendido una preocupante gira hacia una autocracia revestida de formalidades liberales, y el estado de derecho está siendo sustituido por un estado de leyes, que son aprobadas prescindiendo de las garantías necesarias que el debate parlamentario exige en una democracia y que son aplicadas de acuerdo a sus intereses ideológicos".
Precisa: "En el caso de Cataluña, es necesario hacer observar que el PSC mantiene unas posiciones en general más positivas al respecto al hecho cristiano, y hay que señalarlo".
Sigue precisando: "En el caso de Barcelona ciudad, y vistos los ocho años de gobierno, es evidente que no es compatible lo expuesto con la abstención o el voto a Ada Colau, o a los partidos que puedan apoyarle. Barcelona necesita recuperar el diálogo, el respeto mutuo, la búsqueda de grandes consensos para las grandes actuaciones que condicionan la ciudad a largo plazo y el uso real de la consulta ciudadana sobre las mismas".
Añade: "La situación del país es distinta de hace 4 años. Se han aprobado leyes muy graves de eutanasia, ideología de género, ideología trans, contra los derechos de los padres y de las escuelas cristianas. El nivel de implantación real de estas leyes depende a menudo de autonomías y municipios. Éstos son responsables de cómo aplican la eutanasia y la objeción de conciencia, así como las inversiones en cuidados paliativos o en grandes dependientes. Las ayudas a las embarazadas con problemas dependen de ayuntamientos y autonomías. El votante cristiano también puede preguntarse si su dinero público se está utilizando para pagar actividades groseras y blasfemas contra los sentimientos religiosos. Y si sus representantes municipales, como mínimo, se molestan en felicitar la Navidad, la Pascua o las fiestas de la Virgen a los cristianos (lo que sí hacen gobernantes de países con pocos cristianos, como la India o, hasta y todo, Vietnam comunista)".
Y concluye: "Cada votante debe considerar su propia conciencia y discernimiento en la toma de decisiones políticas. Los criterios presentados no son excluyentes ni jerárquicos, sino que deben valorarse en conjunto y con prudencia, teniendo en cuenta las circunstancias concretas. La doctrina social de la Iglesia no es una ideología, sino que ofrece unos principios y valores que iluminan el discernimiento moral de las personas".