Decíamos en Hispanidad que, por ejemplo, un colegio catalán distinguía el origen de sus alumnos entre "procedencia catalana" y "española". O, que en un colegio de Terrasa se instaba a los docentes a comunicarse con las familias por gestos, antes que en castellano. 

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Quizá medidas como estas han influido en los resultados de las pruebas de Competencias Básicas 2023 de la Generalitat de Cataluña que concluyen que los alumnos que reciben clases en Cataluña han empeorado su media en Primaria y en ESO. En el caso del catalán, también baja la media y, aunque ha comenzado a mejorar «ligeramente» esta lengua en Primaria, empeora en la ESO.

Concretamente, en Primaria la media de castellano baja 1,9 puntos respecto a 2022 mientras que la de catalán sube 0,2. En cuanto a la ESO, los alumnos bajan en castellano y catalán (3,6 y 1,8 puntos menos, respectivamente).

Ya en mayo de este año, conocimos que los alumnos catalanes habían empeorado su nivel de lectura 15 puntos en 5 años... sólo estaban por delante de los de Ceuta y Melilla. Mientras, la Generalidad no encontraba explicación a por qué los resultados del PIRLS (Estudio Internacional para el Progreso de la Comprensión Lectora en Cataluña) caían más que en otras comunidades. 

Conclusión: alumnos catalanes que no dominan ni catalán, ni castellano y que, tampoco, destacan por su nivel de lectura. Mientras, continúa la persecución al castellano. Y entre unas cosa y otras, la Generalidad no se lo explica... Nosotros tampoco. 

Y, en el entretanto, los MIR españoles esquivan Cataluña. Según ABC, los mejores residentes eligen los hospitales madrileños y andaluces como destino preferente desde 2018.