Según la publicación Americano Media, uno de cada cinco adolescentes estadounidenses LGBQ+ (el 22%) intentó suicidarse en 2021 y el 7% resultó herido en esa tentativa. Así lo recoge un estudio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) sobre la salud mental y los hábitos de los jóvenes en Estados Unidos.
En comparación, solo el 6% de los estudiantes que se identificaron como heterosexuales intentaron quitarse la vida ese año y el 1% acabó herido en el intento.
El informe de los CDC pone en evidencia que ese grupo es más propenso a padecer una salud mental frágil: un 52% de adolescentes LGBQ+ dijo haberla sufrido en el mes anterior a esta encuesta, frente al 22% de los heterosexuales.
El porcentaje total de los jóvenes que aseguraron haber experimentado sentimientos de tristeza y desesperanza pasó del 28% en 2011 al 42% diez años después. Las chicas fueron de nuevo las más afectadas (57%), con 27 puntos porcentuales más que ellos.
Los CDC indicaron que el control parental, definido como el hecho de que los padres u otros adultos de la familia sepan a dónde van los estudiantes o con quién, es un factor decisivo para la salud y el bienestar de estos.