En EEUU, en el estado de Delaware, el gobernador demócrata John Carney ha vetado un proyecto de ley que tenía la intención de legalizar la eutanasia mediante el suicidio asistido por personal médico. 

El proyecto de ley había sido tramitado y aprobado por las dos cámaras: la Cámara de Representantes y el Senado estatal. 

Sin embargo, Carney utilizó su poder de veto a una ley que habría permitido a personas con enfermedades terminales, con menos de seis meses de expectativa de vida, pedir e ingerir medicamentos para poner fin a sus vidas.

El gobernador demócrata explicó en un comunicado: "Estoy fundamental y moralmente en contra de permitir que alguien, incluso en circunstancias trágicas y dolorosas, ponga fin a su propia vida". 

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«Aún no creo que se haya alcanzado un consenso firme sobre lo que es un tema muy difícil, en Delaware o a nivel nacional», añadió. Y se remitió a la postura oficial de la Asociación Médica Estadounidense que opina que las leyes de eutanasia son «fundamentalmente incompatibles con el papel del médico como sanador».

El obispo del lugar, William E. Koenig, de la Diócesis de Wilmington, alabó la decisión del gobernador: «Quiero expresar mi sincero agradecimiento al gobernador Carney por vetar el Proyecto de Ley 140». «También quiero agradecer a los miles de católicos y otras personas de buena voluntad que ayudaron con sus oraciones y esfuerzos para proteger a los ancianos, enfermos y discapacitados de nuestra comunidad».

El obispo también subrayó que «toda vida humana es creada a imagen y semejanza de Dios y debe ser protegida, especialmente la de los más vulnerables».

En este momento, en EEUU, diez estados -California, Colorado, Hawái, Maine, Montana, Nueva Jersey, Nuevo México, Oregón, Vermont y Washington- y el Distrito de Columbia tienen leyes de «asistencia médica para morir» (MAID, por sus siglas en inglés) que permiten el suicidio asistido.