Lo dice Elon Musk: la Unión Europea le ofreció un pacto a Twitter, ahora X, con una propuesta singular: si la propia red colaboraba en la censura de lo políticamente incorrecto, perdón de lo que el discurso cultural improcedente asegura que es un bulo, o sea lo que no el gusta al Nuevo Orden Mundial (NOM) cristófobo.

No sólo eso: el hombre más rico del mundo asegura que Bruselas le prometió que, si no se atenía al discurso cultural imperante en Europa, insisto, claramente cristófobo, entonces le perseguirán. Y, en efecto, ya le están acusando a Twitter de manipulador. 

Claro que Musk tiene espaldas anchas, así que no se apuren demasiado.  Y no olviden que acaba de explotar contra la ideología de género: “Mi hijo Xavier está muerto, asesinado por el virus de la mente progresista”. 

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Ahora bien, lo importante es esto: Internet supuso un paraíso para la libertad de expresión y para la libertad de prensa. Eso no podía aceptarlo ni el poder político ni el económico ni el poder más peligroso de todos: el cultural-informativo. O sea, de nuevo lo políticamente correcto. 

Esto no es lo que nos estamos jugando.