El Gobierno sociopodemita ha entronizado el feminismo como la doctrina política de referencia, es decir, más y más castigos ejecutados con fuerza coercitiva para todo varón o mujer que no se pliegue a los dogmas feministas políticamente correctos. Pero, al mismo tiempo, cada vez se respeta menos a la mujer y ésta no puede decidir qué quiere hacer, no vaya a ser que su decisión no sea todo lo feminista que doña Irene Montero y el resto de su panda quieren. 

A lo mejor, esa falta de respeto por la mujer se debe a que las feministas no se aclaran ni ellas mismas, mientras la sociedad va cuesta abajo y sin frenos inmersa en una inmoralidad creciente, y al mismo tiempo, con la propia mujer silenciada. Y llegamos a este absurdo, es el feminismo, que no la propia mujer, el que decide qué es empoderamiento femenino y qué es lo denigrante... y así nos va.