Comenzamos está crónica semanal sobre la persecución a los cristianos en el mundo, en India. Un detallado sondeo sobre religión ha detectado que allí los cristianos son el colectivo que más reza.
Según publica Religión en Libertad, en concreto, el 77% de cristianos declara que reza cada día, frente al 66% de musulmanes, 59% de hindúes, 73% de jainistas, 45% de sijs y 38% de budistas.
Exactamente ese 77% de cristianos declara también que sabe mucho de su propia religión y que considera su religión parte importante de su vida. Tres de cada cuatro cristianos de la India (es decir, 14 millones sobre 18 millones de adultos cristianos) son realmente devotos. La población del sur del país (especialmente la hindú) es bastante menos religiosa que en el norte (solo un 30% de hindúes sureños rezan cada día).
El cristianismo es allí una minoría que quizá se acerca al 2,5% de la población: sumar los los católicos, protestantes y ortodoxos orientales (siríacos y malabares) aporta probablemente algo menos de 30 millones de fieles (incluyendo niños), de los que unos 20 millones sería católicos y 10 millones serían protestante o bien orientales. Es posible que en lo que va de siglo el número de cristianos (no el porcentaje) haya crecido un 50%.
Aunque sólo un 10% de ellos declaren sufrir persecución o presiones, serían 3 millones de cristianos presionados o acosados en el día a día, especialmente en ciertas regiones, por acción, sobre todo, de grupos de fundamentalistas y nacionalistas hindúes.
Seguimos en India donde ha muerto a los 84 años a causa del Covid-19 el jesuita Stan Swamy, encarcelado desde 2020. Religión en libertad publica que su abogado, Mihir Desai, confirmó la muerte del religioso durante una audiencia en el Tribunal Superior de Bombay, ante el que había solicitado la libertad bajo fianza, debido al rápido deterioro de su salud. Swamy había contraído el coronavirus en la cárcel y había sido trasladado de la prisión de Taloja a un hospital de Bombay, la capital financiera del país, el pasado 28 de mayo.
Tal y como recoge Ayuda a la Iglesia Necesitada, el 8 de octubre del año 2020 fue detenido y encarcelado en el estado de Jharkhand, India, acusado de tener vínculos personales con grupos extremistas. A sus 83 años, se le impedía la libertad bajo fianza. La Compañía de Jesús en el mundo, la Iglesia de India y numerosas organizaciones pidieron ayuda para su liberación, la cual no fue aprobada.
Además, el jesuita denunció que la mayoría de los presos en el estado de Jharkhand eran indígenas, dalits (intocables) y miembros de castas desfavorecidas, encarcelados supuestamente por apoyar a movimientos maoístas. Incluso se presentó ante el Tribunal Supremo del país para pedir la desestimación de las acusaciones.
El padre Stan Swamy es la punta del iceberg. Existen otros casos de acusaciones falsas contra sacerdotes y catequistas en India con la idea de crear miedo e intimidar a los agentes pastorales en su lucha por mejorar las condiciones de vida de los adivasis y los dalits.
Nos vamos ahora hasta Pakistán donde los padres de Akash Bashir, el joven católico que murió al evitar que un terrorista suicida atacara la iglesia de San Juan durante una Misa, rezan por su próxima beatificación.
El 15 de marzo de 2015, terroristas suicidas atacaron dos iglesias del área de Youhanabad, el barrio cristiano de Lahore, capital de la provincia de Punjab (Pakistán). Las explosiones dejaron al menos 20 personas muertas y 80 heridas. Una de ellas era la iglesia de San Juan, donde asistía Akash, un joven pakistaní que se había ofrecido junto a otros hombres a resguardar el templo de posibles ataques terroristas.
La madre de Akash relató a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que su familia se mudó a Youhanabad en 2008; y en noviembre de 2014 su hijo “se unió al grupo de voluntarios que velaban por la seguridad de nuestra iglesia”.
Según publica Aciprensa, el joven católico murió durante la Cuaresma. La fundación relató que el día del atentado de 2015, Akash iba a controlar el ingreso al templo ubicado desde una “cierta distancia”, pero “insistió en colocarse en la puerta de la iglesia”.
El atentado suicida que acabó con la vida de Akash ocurrió durante una Misa. Según señala ACN, las últimas palabras de Akash dirigidas al terrorista suicida fueron: “Moriré, pero no te dejaré entrar en la iglesia”. Es importante señalar que el crimen sucedió mientras los policías de guardia veían un partido de cricket de la Copa Mundial.