No es algo nuevo la fijación de la izquierda por pervertir a la infancia. ¿Cómo? Por ejemplo, impartiendo en los colegios contenidos afectivo sexuales para que niños, cuanto más pequeños mejor, aprendan -como decía la portavoz de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, Manuela Bergerot- "de pornografía, masturbación, placer..."

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Y en esa línea, Sumar y PP -han leído bien, PP- pactan sobre educación afectivo sexual. Ambas formaciones, de izquierda la primera y de derechas, superprogre, la otra, han pactado en el Congreso una proposición no de ley sobre educación para la salud en los distintos niveles, incluida la afectivo sexual, que ha sido apoyada por todos los grupos excepto Vox. 

La proposición original planteaba en un primer punto establecer un sistema de monitorización para evaluar el cumplimiento normativo en este ámbito y en un segundo incorporar una materia curricular obligatoria de educación emocional y sexual en Infantil, Primaria y Secundaria. 

Sumar ha defendido que la "escasa" implantación entre los menores de la educación sexual, que no es solo aprender a usar el preservativo sino hablar de cómo mejorar la autoestima o cómo desarrollar la empatía, está detrás de datos como el aumento de las infecciones de transmisión sexual y de la tasa de interrupciones voluntarias del embarazo en menores de 20 años.

La representante del PP Julia Parra ha reconocido la "importancia" de la iniciativa, aunque en principio la consideraba "demasiado abierta y confusa", y ha marcado como una "linea roja" para su formación el respeto al "derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos". 

Mientras, el diputado de Vox, David García, expresaba la oposición frontal de su partido a tal PNL, llegando a ponerse él mismo como ejemplo de un padre con dos niños, uno de 5 años y otra de 3, a los que manifestó no quiere que se toque con este tipo de contenidos: "saquen sus sucias manos de nuestros hijos", ha espetado para concluir su intervención.