La relación de los gobiernos de las islas británicas con la libertad de expresión, de pensamiento, de conciencia, de religión o de creencias se está tornando bastante complicada.
En septiembre de este año contó Hispanidad que el nuevo Gobierno británico del primer ministro Keir Starmer va a reinstaurar el "delito de pensamiento" al prohibir rezar, hasta en silencio, delante de los abortorios, en contra del anterior Ejecutivo británico que lideró Rishi Sunak, que sí permitía rezar dentro de la “zona de exclusión” en torno a los abortorios. De esta manera, Starmer reinstauró en Reino Unido los "delitos de pensamiento" al prohibir rezar en silencio ante los abortorios. Al parecer, el laborista tiene el poder de leer la mente...
Pero la noticia ahora, tremendamente significativa, la ha dado el medio italiano Brújula Quotidiana, que informa de que, en Escocia, en los domicilios privados que se encuentren dentro de las «zonas de acceso seguras» alrededor de las clínicas abortistas (200 metros alrededor de estos centros) no se podrán realizar actividades que puedan "causar molestias", incomodidad o angustia al personal médico o a los pacientes de las citadas clínicas, incluidas las oraciones en voz alta, si se perciben como intencionadas o imprudentes.
Y es que la escocesa Ley de Servicios de Aborto de 2024 llega hasta el extremo de que los residentes de esas zonas cercanas a los abortorios ya han recibido cartas advirtiéndoles sobre ello, bajo amenaza de cometer un delito, añade Infocatólica. Parece que Escocia es cada día más cristófoba (al poner trabas al rezo) y abortera (18.207 abortos se realizaron en 2023, la cifra más alta de su historia). Actualmente, John Swinney es el ministro principal del Gobierno escocés y líder del SNP (Partido Nacionalista Escocés).
La Sociedad para la Protección de los Niños no Nacidos (SPUC) ya ha manifestado su desacuerdo, calificando la legislación escocesa como «profundamente orwelliana».
Y no es para menos. Ya lo advirtió el obispo católico Mons. Sherrington, refiriéndose a la ley británica que prohibirá rezar, incluso en silencio, a 150 metros de un abortorio: “Plantea serias preguntas sobre los poderes del estado en relación con el individuo, en una sociedad libre”.
Es decir, que el aborto se está convirtiendo en Occidente no ya solo en un supuesto -falso- derecho (¿matar niños en el vientre de sus madres e Sun derecho?) sino en una práctica capaz de condicionar las libertades más elementales…. Porque, ¿y si en esos domicilios se reza el rosario en voz alta? ¿O se bendice la mesa? ¿Van a ser consideradas ambas cosas como delitos penados por el Estado? ¿Nos estamos volviendo locos en esta sociedad occidental?