La Inmaculada Concepción es la patrona de España porque fue en España donde, siglos antes de que la Iglesia declarara el dogma, ya se había incrustado en el corazón de los españoles la idea de que María tenía que ser el único ser humano nacido sin pecado original, por tanto, sin nuestra inclinación al mal.
De hecho, Santa Beatriz de Silva, aunque portuguesa de nacimiento, fundadora de las concepcionistas, ya hizo suyo lo que tres siglos después sería artículo de fe y lo exportó al Nuevo Mundo, porque fueron sus concepcionistas las primeras religiosas en pisar tierra americana.
El feminismo, por contra, habla de empoderamiento de la mujer, algo ajeno a la feminidad, cuyo valor no es la fuerza sino la resistencia, y con ella la perseverancia
España necesita ahora más que nunca la protección de la Inmaculada por una sencillísima razón: el futuro del mundo se juega en España. Sí, puede que seamos una país de segunda, si lo medimos en términos políticos o económicos pero España siempre ha sido un tesoro para la Iglesia, no por su erudición como los franceses, no por su ficción, como los ingleses: sólo por su amor a la Madre de Dios y por su concesión al papel de la maternidad en la redención del género humano: somos tierra de María y lo aprendemos por ósmosis.
Es lógico que la teología española resulte antes mariana que petrina. Nada hay más recio y entregado que el amor de una madre y eso es lo que un caballero valora en la mujer-madre: la entrega sin contraprestación, convertir la propia vida en un trampolín para sus hijos. Todas las madres dignas de tal nombre son heroínas, capaces de hazañas que ni ellas mismas creían posibles.
El feminismo, por contra, habla de empoderamiento de la mujer, algo ajeno a la feminidad, porque la búsqueda del poder es antitético a la entrega al otro. Poder es la capacidad de infligir dolor. Y el valor femenino no es la fuerza sino la resistencia y, con ella, la perseverancia.
Alguien me dijo que los cazatalentos norteamericanos valoran, a la hora de contratar a un trabajador, la maternidad, porque consideran que el trabajador más responsable es la madre
Alguien me dijo que los cazatalentos norteamericanos, a la hora de contratar a un trabajador, valoraban antes que otra cosa la maternidad. No porque les gusten los niños, sino porque consideran que el trabajador más responsable es la madre.
Pues bien, España necesita ahora más que nunca la protección de la Inmaculada y el valor que ella les pueda infundir, porque el futuro del mundo se juega aquí, en nuestro país. O mejor, el futuro de la Iglesia y el mundo irán mejor o peor según marche la Iglesia. El futuro del mundo se juega en España, sí, justamente en esta tierra de apóstatas que ahora mismo está jugando el triste papel de profanador de Cristo.
¡Y que viva la Inmaculada Concepción!