Como sostenemos en muchas ocasiones en Hispanidad, la verdad está en los memes, o en las viñetas, mismamente. A esta, razón no le falta.
Y es que ahora que se acerca Navidad viene bien recordar quién fue realmente San Nicolás, el de Bari, no Santa Claus, que no deja de ser producto de una marca comercial de bebidas refrescantes. Verán, para empezar, San Nicolás existió, aunque no se sepa mucho de él, por el contrario Papa Noel, es un personaje de ficción.
San Nicolás de Bari vivió, desde el año 280 al 345. Se sabe que cuando tuvo lugar el concilio de Nicea (325) era obispo de Mira, diócesis de Asia Menor. Murió en la capital de su diócesis y fue sepultado en la catedral. San Nicolás era de la ciudad turca de Mira, pero se adoptó el de Bari porque en el año 1087 sus restos fueron trasladados, o robados por musulmanes, hasta la ciudad de Bari, en Italia, así, San Nicolás, muerto 1.000 años atrás, desde entonces, se quedó en San Nicolás de Bari.
Sobre él se cuentan pocas historias, pero muchas leyendas, lo cierto es que es un santo muy querido. Entre otras cosas por salvar a tres niñas de la prostitución, pagando su dote para liberarlas, de ahí surgió el obispo que hacía regalos a los niños.
Otra historia, a la que hace referencia la viñeta que acompaña este texto, es que en el año 320 d.C, el obispo de Alejandría convocó una reunión de los obispos de Egipto, donde se excomulgó a Arrio por su doctrina errónea que negaba la verdadera divinidad de Jesucristo. Arrio decidió entonces huir y buscar apoyos entre otros obispos para seguir transmitiendo sus particulares ideas. Se cuenta que entre los obispos que acudieron al Concilio de Nicea, estaba San Nicolás, que en cuanto vio al hereje Arrio decidió abofetearlo por todo lo ocurrido.
Pero quedémonos con la primera historia, la de cómo San Nicolás se relaciona con los regalos a los niños. A los holandeses les gustó la idea, y como estaban escasos de imaginación y les sobraba tiempo para atacar el cristianismo, ellos, que son muy de protestar, no podían permitir que fuera un santo católico el que alegrara a los niños.
Así que lo transformaron, quitándole todo lo que podía oler a católico, y a ese San Nicolás fuerte y bondadoso, que abofeteó a Arrio por hereje, lo convirtieron en un gordinflón, vestido de rojo y verde, que se rodeaba de renos voladores y seres en miniatura que fabricaban juguetes para repartirlos entre los más pequeños. Lo llamaron Papá Navidad, algo que le encantó a la marca de bebidas refrescantes más famosa del mundo, que acabó por denominarle Papá Noel, desvirtuando por completo la historia del verdadero San Nicolás, de Bari o de Mira, como prefieran, pero en ningún caso, Santa Claus.