Noche del viernes 15 de octubre, Santa Teresa de Jesús, en la gigantesca sala oval del Museo Nacional de Arte de Cataluña. Entrega de los Premios Planeta de novela, septuagésima edición, un millón de euros para el ganador.
La presentadora, la locutora Esther Vaquero, da paso al presidente del Grupo Planeta, José Creuheras, quien consigue lo imposible.
Congreso de Valencia. El Sanchismo no es una ideología -¡Ojalá!- sino una obsesión de poder liderada por un ególatra llamado Pedro
Creuheras es uno de esos catalanes empeñados en pasar por tontos para, a renglón seguido, sorprenderte con sus apuestas certeras… porque de tonto no tiene un pelo. Siempre juega el mismo papel sobre el escenario. Parece estar allí pidiendo perdón por haber nacido, flotando en anécdotas pretendidamente intrascendentes… hasta colocar el objetivo programado: un discurso -en idioma español, por cierto, ni catalán ni inglés- que muta en elogio personal al Rey de España, Felipe VI, allí presente, y que culmina en una petición -hasta yo me rendí al requerimiento, y ya saben que considero a Felipe VI uno de los peores monarcas con los que haya contado España- de aplauso, atendida por todos los presentes en la sala con una sonorísima ovación.
Bueno, sólo hubo dos personas -que yo viera- en la sala que ni se levantaron ni aplaudieron y ambas estaban en la mesa presidencial: la alcaldesa Inmaculada Colau y la consejera de Cultura de la Gernalitat, Natalia Garriga (ERC), ambas por sectarismo institucional.
Cuanto más se desinfla el Sanchismo, más presume de eternidad. Cuanto más impune y más impúdico se vuelve, más presume de moral. Cuando el independentismo catalán se enfrenta a su sinsentido, más maleducado se vuelve
Y esto es bello e instructivo, porque el premio Planeta se convertía así en el espejo de la España actual. El pueblo respeta las instituciones, que no a las personas que las ocupan -falibles- sin necesidad de dedicarle un segundo a blasonar de este aspecto. Todos, salvo la alcaldesa y la consejera, las que más deberían respetar a las instituciones, como institucionales que son. Pero esta es otra nota distintiva de la España política actual: los maleducados están en la Presidencia.
Al tiempo, se celebraba en Valencia el Congreso Federal del PSOE. El Socialismo español ha desaparecido para convertirse en Sanchismo, que no es una ideología sino una obsesión de poder liderada por un ególatra llamado Pedro Sánchez.
Es decir, en el Congreso de Valencia hemos visto que cuanto más se desinfla el Sanchismo, más presume de eternidad. Cuanto más impune y más impúdico se vuelve, más presume de moral. Y cuando el independentismo catalán se enfrenta a su sinsentido, más maleducado se vuelve.
Mientras, la presumida ignorante, es decir, Yolanda Díaz, pretende repetir el timo neocomunista con un nuevo Podemos, junto a otras dos centrífugas: Mónica Oltra y Ada Colau
Mientras, la presumida ignorante, es decir, Yolanda Díaz pretende repetir el timo neocomunista con un nuevo Podemos, con Ada Colau y Mónica Oltra, por lo que muchos españoles contemplan cómo la solidez del clásico, sea éste bueno o malo, se impone.
Me explico: el fin de semana se cerraba con la encuesta del ABC, que otorgaba mayoría absoluta al suma de PP y Vox. Y ojo, porque esa suma es compleja, entre una partido progre derechas y un partido de principios cristianos… pero siendo esto cierto, también lo es que la encuesta rebela un cansancio profundo de la gran estafa sanchista.
Ganadores del Premio Planeta de novela: guionistas metidos a literatos: lenguaje oral frente a lenguaje escrito, teatro frente a novela
Se me olvidaba: el Premio Planeta también se convirtió en espejo de España por otra vía: lo ganaron tres guionistas metidos a literatos: lenguaje oral frente a lenguaje escrito, teatro frente a novela. No digo que la novela se sitúe en una posición culturalmente más elevada que el de una serie de televisión, de hico, el medio cultural más importante a lo largo de la historia, sólo antecedido por la poesía y a veces en línea con ella, ha sido el teatro no el libro. Ahora bien, la verdad es que la dramaturgia actual son las teleseries y, con todo respeto, la calidad de las teleseries suele ser como para echarse a llorar.
Sí, el Premio Planeta, con Creuheras como maestro de ceremonias, se convirtió en un espejo de la España actual, sobre todo de la España política. Y como hoy me toca ser bueno, no me referiré a la esquizofrenia política y cultural -de suyo grave, de un grupo editorial que alberga en su seno, sin despeinarse, la contradicción interna de Antena 3 TV y La Sexta. Ya saben pluralismo interno, ya saben, esquizofrenia.