Los Mossos d'Esquadra han desarticulado una banda criminal sobre la que pesan varios antecedentes relacionados con delitos de okupación. Son 9 los detenidos entre los que se distribuían los oficios del okupa: buscar la vivienda idónea, forzar la cerradura, engancharse a la red eléctrica y localizar los futuros arrendatarios o compradores de la vivienda que habían okupado. Algo que podrían llevar haciendo desde el año 2020.
Los agentes entraron en varias viviendas que tenían okupadas y encontraron documentos sobre la gestión de los inmuebles, así como herramientas y cerraduras que usaban para los allanamientos.
Esta red de okupas incluía mujeres que tienen bebés o niños de corta edad que eran contratadas por unos 500 euros para okupar la vivienda y residir en ellas fingiendo una familia para que cuando la policía llegada viera que se trataba de una familia vulnerable y no pudiera proceder a desalojarles: porque, recuerden que la vulnerabilidad es una de las causas por las que los desalojos no pueden producirse y una de las situaciones de vulneración es que haya niños dentro de la vivienda.
Desarticulación de una Mafia de Okupas que utilizaban niños para pasar por vulnerables.
— Bravo1992 (@Bravo199285) November 30, 2022
Cobraban de 6.000 a 10.000€ a los propietarios por recuperar su vivienda.
De donde habrán venido. pic.twitter.com/F0BnM1I7aw
Los responsables supervisaban todo y daban consejos para que el inmueble pareciera okupado desde hace días, incluso situaban a los niños detrás de la puerta y les hacían llorar para crear ese ambiente de vulnerabilidad y miendo ante los agentes. Cuando conseguían convencer a la policía, sabían que el juicio tardaría en llegar, era en este momento en el que vendían o alquilaban el piso a personas inmigrantes que están en situación irregular. Los investigadores han podido conecer que en tan solo los últimos cuatro meses habrían okupado doce pisos en Barcelona y Hospitalet de Llobregat, lo que les supondrían unos ingresos de unos 24.000 euros.
Y es que la banda ofrecía habitaciones por 200 y 500 euros al mes o la posibilidad de quedarse con la vivienda por 3.500 a 4.500 euros. Pero el negocio no acababa ahí, también ofrecían sus servicios al legítimo propietario, a cambio de unas tarifas que oscilaban entre los 8.000 y 10.000 euros: se comprometían a echar al okupa que ellos mismos habían metido. Y por si fuera poco, si el propietario recuperaba la casa pero no tomaba medidas de seguridad, volvían a okuparla y, de nuevo, comenzaban con el negocio.