El Nuevo Orden Mundial (NOM) tiene por principal objetivo principal acabar con la Iglesia de Roma y como objetivo secundario que la humanidad fornique más y engendre menos. En lo primero no está logrando grandes victorias, a pesar de que, nunca como en los tiempos actuales, se está haciendo realidad la famosa anécdota de Napoleón y el secretario de Estado vaticano, Enrico Consalvi, mano derecha de Pío VII. A ambos les tenía prisioneros el emperador que, en un momento dado, bajó a la celda de Consalvi y el espetó:

-Voy a destruir a la Iglesia.

A lo que Consalvi le respondió:

-Imposible, excelencia, ni nosotros mismos lo hemos conseguido.

Quizás por ello, el Nuevo Orden Mundial trata de tener éxito con el segundo objetivo: que la gente fornique más y engendre menos. Y es que no hay sociedad más manipulable que la que vive obsesionada -ahora se llama banalizar- con el sexo: a ese país se le maneja como se quiere. Ojo, al NOM le encanta que la gente se obsesiones con la sexualidad y la pornografía pero sin fecundidad, sin natalidad. Y es que, en cuanto tienen hijos, el personal sufre un súbito ataque de responsabilidad y de libertad... y claro, el NOM se desespera. 

Puede discutirse la política anti-terrorista de Fujimori pero lo que no tiene pase es, precisamente cuando siguió el dictamen del Nuevo Orden Mundial y se dedicó a la esterilización forzosa de mujeres pobres

Pero sí, el Nuevo Orden, está teniendo éxitos: Occidente es ya una población envejecida y estéril. En esas condiciones, el mandato de Alberto Fujimori al frente del Perú debía haber sino aplaudido por el NOM, pero no... Verán: puede discutirse la política anti-terrorista de Fujimori pero lo que no tiene pase es, precisamente, cuando, secundando los dictámenes del Nuevo Orden Mundial, se dedicó a la esterilización forzosa de mujeres pobres, por decenas de miles. 

En esto el NOM le aplaudía con entusiasmo, pero cuando empezó a comportarse como el déspota que empezaba a ser con la maternidad y, sobre todo, cuando se paseaba entre los terroristas muertos de Sendero Luminoso, le ocurrió como a tantos líderes perdidos: aquellos que no despiertan las conciencias pero sí revuelven los estómagos.

Así que el Nuevo Orden Mundial abandonó a Fujimori y le metió en prisión. Ahora bien, resulta que, tras pasar años en la cárcel, y hecho un Matusalén, los tribunales nacionales se han apiadado de él y le han puesto en libertad. Los tribunales internacionales -hablo, no sé si saben, del famoso derecho internacional- insisten en que se tiene que morir en una celda, como un perro.

Divertir instruyendo, es nuestro lema, porque esto nos lleva al pulso entre derecho nacional y derecho internacional. Lo que, a su vez, nos lleva a la siguiente pregunta: ¿pueden separarse derecho y soberanía nacional? Sólo en el caso de que se pretenda convertir la ley en moral, es decir, en justicia coactiva, normas morales impuestas en el BOE para todo el mundo, el imperio coercitivo, insisto, a la fuerza, independientemente de las leyes nacionales. 

Derecho internacional contra derecho nacional: ¿pueden separarse derecho y soberanía? Sólo si se pretende convertir la ley en moral, es decir, en justicia coactiva. Recuerden que si jugamos a globalización jugamos a órdago

Dejen a Fujimori en paz y recuérdenle dónde hizo verdadero daño: no luchando con los asesinos de Sendero Luminoso sino esterilizando a mujeres inocentes, y pobres, a la fuerza. 

Derecho nacional frente a derecho internacional: recuerden que, si jugamos a globalización, jugamos a órdago.