El conjunto monumental del Valle de los Caídos, que integra, entre otros, la Cruz, la Abadía benedictina, la Basílica de la Santa Cruz del Valle o la Hospedería, ha sido foco de las más diversas mentiras y patrañas históricas. Desde Hispanidad lo hemos denunciado, Sánchez está obsesionado con derribar la cruz, "esa horrible cruz", como dijo la socialista Carmen Calvo. El plan también pasa por la expulsión de la comunidad benedictina a cuyo frente está el prior Santiago Cantera, aunque ahí siguen resistiendo estoicamente, pese a no haber recibido ni un euro, de los que les corresponde, para la conservación de la Abadía. Las exhumaciones también están en el punto de mira del Gobierno, aunque como recogió Hispanidad, están paralizadas puesto que menos de 60 familias han pedido exhumar restos de sus familiares... frente a 212 familias que han pedido que no se toque a los suyos.

Todo parecía en suspense, dos años y medio después de la exhumación de Franco, ni el Valle se había “resignificado” como exigía Podemos, ni los benedictinos se habían marchado, ni la cruz se había derribado, ni otros huesos se habían exhumado… Pero la aprobación hace unas semanas del Proyecto de Ley de Memoria Democrática, hace que el Valle de los Caídos vuelva a estar en serio peligro, si es que alguna vez ha dejado de estarlo, porque si algo es este Gobierno es cruzfóbico y cristófobo. El Proyecto de Ley continúa con su tramitación parlamentaria en el Senado, algo que propicie que se convierta en una realidad del ordenamiento jurídico, y por tanto, según la ley, determinadas edificaciones, construcciones o monumentos que son “contrarios a la memoria democrática” estarían en una situación delicada.

La aprobación hace unas semanas del Proyecto de Ley de Memoria Democrática, hace que el Valle de los Caídos vuelva a estar en serio peligro, si es que alguna vez ha dejado de estarlo, porque si algo es este Gobierno es cruzfóbico y cristófobo

Y es que el artículo 35 del Proyecto de Ley declara que deberán retirarse o eliminarse “las edificaciones, construcciones, escudos, insignias, placas y cualesquiera otros elementos u objetos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública” que se consideren “contrarios a la memoria democrática”, y obliga también su retirada cuando “estén ubicados en edificios de carácter privado o religioso, pero con proyección a un espacio o uso público”. Y como buen Gobierno sancionador y autócrata que tenemos, se prevén sanciones a aquellas Administraciones Públicas que no acaten este “deber democrático”.

Ante la situación que se nos viene, se abre una puerta, la de declarar “Bien de Interés Cultural” al conjunto monumental, que pararía, al menos de momento, cualquier intento de destruirlo o modificarlo, la competencia para proceder a la declaración corresponde al Gobierno de la Comunidad de Madrid, por lo que se ha abierto un portal de firmas para que Ayuso declare Bien de Interés Cultural al Valle de los Caídos. La Presidenta madrileña ya dijo en una entrevista en televisión que los españoles, el pasado año, nos habíamos acostumbrado a ver de todo, habíamos visto incluso "a Franco volando en helicóptero". Y es que, si Sánchez fue capaz de desenterrar a una persona que lleva muerta casi 50 años, parece bastante plausible verlo, dinamita en mano, o subido en una excavadora, con tal de derribar una cruz.

Los monumentos históricos declarados Bien de Interés Cultural son "aquellos bienes inmuebles que constituyen realizaciones arquitectónicas o de ingeniería, u obras de escultura colosal, siempre que tengan interés histórico, artístico, científico o social", y recordemos que la Cruz del Valle de los Caídos ha conseguido la certificación del Guinness World Records (GWR) que "verifica y otorga" el reconocimiento como la "cruz más grande del mundo". 

Y lo más importante, como dice el catedrático de Historia, Javier Paredesen Hispanidad, "en el Valle de los Caídos no están enterrados ni los “rojos” ni los “azules”, sino los caídos en la Guerra Civil. Oficialmente 33.847 católicos españoles, sin importar en qué bando habían luchado". Pero ya sabemos que la memoria democrática de Sáncez y Podemos es selectiva.