Estamos de estreno: un nuevo verano, un nuevo Mundial de fútbol, un nuevo Gobierno en España. Todo es como si estrenáramos bañador, la ilusión de ser otra vez campeones y la esperanza de tener un futuro mejor. El problema es que todo lo nuevo es tan imprevisible como el tiempo en la Feria del Libro de Madrid y para eso hay que hacer publicidad, convencer al mercado de que las cosas son como tú quieres que sean, aunque lo que todos vean sea distinto de lo que cuentas.

Pero como el verano y fútbol a quién más, quién menos, nos da igual, nos vamos a centrar en el nuevo Gobierno de España. Este paso hacia el frente del nuevo socialismo, viejo ya desde Zapatero, no comienza hoy y porque sí. Lo que vivimos hoy son los lodos de los polvos de Mayo del '68 del que también celebramos un nuevo aniversario: 50 años desde que los pijoprogres de entonces hicieron la revolución que, obreros y sindicatos no pudieron, y todo por la libertad... sexual. Se quejaban de una sexualidad vieja y ñoña, que se quedaba corta para sus ínfulas de grandes conocedores de la vida. Para salir de aquel atolladero, se comenzó a relativizar precisamente por ahí, por el sexo, y como consecuencia, todo lo que tenía que ver con él: el matrimonio, la familia, la jerarquía social... Una vez rota la esencia de la vida, qué más daba el resto, pasar de la razón al sentimentalismo argumental estaba chupado... Y bueno, dar un giro de 180 grados al mundo occidental en 50 años no es una cosa tan lenta.

Lo que hoy vivimos son los lodos de los polvos de Mayo del '68, la revolución de los pijoprogres por la libertad... sexual: se relativizó el sexo, y como consecuencia, el matrimonio, la familia, la jerarquía social

El presidente Sánchez, metido en la mercadotecnia del poder y alumbrado por el sectarismo de la izquierda, que además en España es perversa a causa de la herida supurante de la Guerra Civil que se empeñan en no cerrar -porque no sé de qué hablarían entonces-, ha convertido su Gobierno en un escaparate de maniquíes para gustar a todos, y lo que hace es no convencer a nadie. Como sus carteras ministeriales no parecen que sean de lo mejor, hace políticas sociales donde el consumo de la actualidad se lee entre líneas de sentimientos enfermizos de buenismo a raudales con el Aquarius; o el sectarismo de la política, que le obliga a buscar un icono irrelevante para las necesidades actuales de España como es el Valle de los Caídos y sus muertos.

Es evidente que la izquierda siempre ha sabido manejar bien a la masa. Antes era propaganda de barrio, escándalo popular y de ricos contra pobres. Ahora es lo mismo más marketing = manipulación en las urnas. Como la mentira tiene las patas muy cortas, a quince días de estrenar presidente y Gobierno, empiezan a caerse algunos de los sombrajos que odiadores de la izquierda habían levantado y se felicitaban por la sustitución, pero el sudoku de Sánchez para responder a sus promesas secretas que regaló a independentistas, extrema izquierda y otros rebaños del Congreso, le va a costar, como ya les costó en la II República al Frente Popular, una derrota proveniente de su canibalismo.

Sánchez, metido en la mercadotecnia del poder y alumbrado por el sectarismo de la izquierda perversa, la cual es perversa por no cerrar la herida supurante de la Guerra Civil

Es mejor hacer propaganda porque no importan los medios ni los argumentos, aunque sean mentira, porque el objetivo es el poder desde el que impondrán su única política, es decir, su visión de la vida y el ser humano.

Los presos del Valle de los Caídos (San Román) de Alberto Bárcena. El mismo autor que barrió con Iglesia y Masonería trae hasta nosotros un estudio en profundidad de lo que fue la construcción del Valle de los Caídos, quiénes iban, cómo vivían y en qué régimen social estaban. Un libro que tumba los tópicos y pone a la luz que aquel monumento fue una obra donde civiles y presos cooperaron, que debiera vivir en el tiempo porque de toda la contienda que fue la guerra y la posguerra este es el único que da luz a la paz y la reconciliación.

El Valle de los Caídos, una obra hecha por civiles y presos, que debiera vivir en el tiempo porque es el único que da luz a la paz y la reconciliación

La Guerra Civil y los problemas de la democracia en España (Encuentro) de Pío Moa. El controvertido historiador lleva al público preguntas que muchos se atreverían a responder demasiado deprisa. Nosotros no... Sin haber leído antes este libro: ¿Qué consecuencias de la Guerra Civil llegan hasta hoy? ¿Cómo influyó aquella contienda en el resto de Europa y el resto de Europa en España? ¿Tuvo posibilidad de ganar el Frente Popular y qué habría pasado en tal caso? ¿Qué se jugaba realmente en el conflicto y qué papel desempeñó en él la democracia? ¿Fue una lucha estéril? ¿Por qué la democracia ha tenido tantas dificultades para asentarse en España y en gran parte de Europa? ¿Está segura hoy en España?

Políticos españoles, liderazgo y personalidad (Última Línea) de Víctor M. Pérez Velasco. Ahora que Rajoy ha cerrado el círculo de este libro interesantísimo y tenemos a Sánchez abriendo otra etapa, recomiendo este libro que nos acercará a los máximos dirigentes españoles desde Franco a Mariano Rajoy, incluido. ¿Por qué es bueno leerlo? Porque nos ayudará a construir un juicio crítico con argumentaciones valiosas y podremos comprender mejor porque cada uno hacía lo que hacía y cómo lo hacía.

@hptr2013