La libertad religiosa es un derecho humano (el cual se recoge en el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, y también, por ejemplo, en el artículo 16 de la Constitución española), pero su situación en nuestro país, y en el resto del mundo, continúa empeorando, según refleja el Informe de Libertad Religiosa 2023, que elabora cada dos años Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) y se ha presentado en rueda de prensa. En el caso de España, aumentan los incidentes y se pide que “cuando haya profanaciones y ataques a la dignidad de culto se persigan de acuerdo a lo que la ley permita porque es una cuestión de sentido común y de orden público”.
Así lo ha señalado Javier Menéndez Ros, director de ACN España (antes AIN España), ante la pregunta de Hispanidad sobre las medidas que piden a los partidos políticos de cara a las elecciones generales del 23-J para garantizar la libertad religiosa en nuestro país. Menéndez Ros ha destacado el atentado en Algeciras ocurrido el pasado enero, en el que fue asesinado un sacristán, y un sacerdote y varios fieles resultaron heridos (mientras, el autor ha ingresado en un centro psiquiátrico); y ha recordado que en el informe de 2021 ya apuntaron la preocupación por el interés del Gobierno en cambiar la aconfesionalidad por un Estado laicista.
Claro que “la preocupación latente no sólo es España, sino también la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), países europeos donde el laicismo es más agresivo a través de leyes”. Hay una “persecución educada” por vivir y expresar la fe abiertamente en todos los ámbitos, una “cultura de la cancelación” y un “discurso obligado”
El director de ACN España también ha referido que solicitan a los partidos que “se cumpla con libertad y dignidad la objeción en conciencia en temas sanitarios tan importantes que afectan al derecho a la vida”. Dicha objeción es un derecho que se recoge en el artículo 30 de la Constitución española, pero que se ha visto amenazado por las leyes del aborto y de la eutanasia del Gobierno socialista y comunista liderado por Pedro Sánchez. También piden que “en educación se respete lo acordado en el Concordato con la Santa Sede”, algo que se ha visto perjudicado por la LOMLOE (es decir, la ley Celaá); y reclaman “respeto a todos los credos religiosos”. Estas peticiones no son baladí y menos cuando PSOE y Unidas Podemos son los partidos que más atacan la libertad religiosa, como apuntó el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (OLRC) de cara a las pasadas elecciones autonómicas y municipales del pasado 28-M, y esta asociación civil refirió que en nuestro país, en 2021, el 67% de los ataques contra la libertad religiosa los sufrieron los católicos.
Menéndez Ros ha señalado que “España es un país en el que hay libertad religiosa, pero se han incrementado los incidentes”: delitos de odio, pintadas, aumento de prejuicios, más ataques a individuos y edificios religiosos, creciente intolerancia... Y en esto han contribuido bastante las leyes de educación y las trabas a la objeción de conciencia”. Claro que “la preocupación latente no sólo es España, sino también la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), países europeos donde el laicismo es más agresivo a través de leyes”. Hay una “persecución educada” por vivir y expresar la fe abiertamente en todos los ámbitos, una “cultura de la cancelación” y un “discurso obligado” con fuertes presiones para seguir las exigencias ideológicas imperantes (ya saben, las del Nuevo Orden Mundial -NOM-). “Hay preocupación por el derecho a la vida, por el hecho de que la objeción de conciencia no suponga discriminación, por la marginación de la religión en leyes educativas,...”, ha añadido. “Hay preocupación por el derecho a la vida, por el hecho de que la objeción de conciencia no suponga discriminación, por la marginación de la religión en leyes educativas,...”, ha añadido.
África continúa siendo el continente que sufre más violencia en la persecución religiosa, perpetrada especialmente por grupos yihadistas (Al Qaeda y Estado Islámico, entre ellos), en: Chad, Somalia, Mozambique, la zona del Sahel, el norte de Nigeria (donde las víctimas mortales se han disparado un 70%) y Burkina Faso (donde ha habido 3.600 asesinatos en 2022)
Tristemente, “una vez más el cristianismo es la religión más perseguida y discriminada en más países del mundo”, ha subrayado Menéndez Ros. Por su parte, Marcela Szymanski, editora jefe del citado informe, ha criticado “la ceguera y la sordera voluntaria de Occidente” ante los ataques en multitud de países contra un derecho humano fundamental, que son crecientes, y además aumenta la impunidad, pues “los países que miraban por el bienestar de los derechos humanos ahora están mirando para otro lado”, algo que se puede ver en el silencio ante la persecución en Nicaragua.
La libertad religiosa no existe en 61 de los 196 países del mundo y en 49 de ellos es el propio gobierno el que persigue o asesina a los fieles. Por tanto, casi 4.900 millones de personas (62% de la población mundial) vive en países con graves violaciones a este derecho humano. Según el mapa elaborado por ACN, en 28 estados hay persecución religiosa, frente a los 26 del anterior informe; y en 33 se produce discriminación.
Szymanski ha comentado que África continúa siendo el continente que sufre más violencia en la persecución religiosa, perpetrada especialmente por grupos yihadistas (Al Qaeda y Estado Islámico, entre ellos), en: Chad, Somalia, Mozambique, la zona del Sahel, el norte de Nigeria (donde las víctimas mortales se han disparado un 70%) y Burkina Faso (donde ha habido 3.600 asesinatos en 2022 y más del 40% del territorio en manos de yihadistas). En Asia continental, China y Corea del Norte siguen siendo los países más perseguidores; también es llamativa la persecución creciente en India por el nacionalismo étnico religioso, las leyes anti-conversión y los beneficios económicos a quienes se conviertan al hinduismo; y la impunidad que sigue imperando en Pakistán. Y en Oriente Medio, desde ACN se apunta a la fuerte crisis de las comunidades musulmanas por los jóvenes que son atraídos por las redes terroristas y la gran secularización, y también a que en Afganistán, con la vuelta de los talibanes, hay un gobierno más cruento.