De repente, surge un libro que asegura que Juan Carlos I es muy malo por dos razones: porque hacía negocios desde la Zarzuela y porque tiene una hija extramatrimonial con una aristócrata consorte, en su día famosa en el mundo de la moda. Ahora mismo lo que menos me importa es que el propio monarca -sí, el que ha sido Rey de España- hiciera lo que no debió hacer, no un rey, sino cualquier varón que haya prometido fidelidad a su esposa.
Por otra parte, desde el primer momento, el propio Juan Carlos I lo ha negado, así como la familia de la aludida, pero insisto en que esto no me parece ahora lo más importante.
Los progres, siempre con un sarcasmo hacia la fidelidad matrimonial, se escandalizan cuando la sospecha recae sobre "el emérito". Curioso
Es curioso, los progres, siempre partidarios del máximo despendole sexual, sin barreras éticas ni fronteras morales, se rasgan las vestiduras ante las posibilidades de que Juan Carlos I haya tenido una hija extramatrimonial. Los progres, siempre con sarcasmo en boca hacia la fidelidad matrimonial, se escandalizan cuando la sospecha recae sobre "el emérito". Curioso.
Y es que la progresía siempre ha sido hipócrita y puritana, es decir, amante de las normas y enemiga de la alegría de vivir, más amantes de la normativa que de la misericordia.
Y mientras su hijo, Felipe VI, calla, pero, ¿es que no se da cuenta de que el siguiente es él?