La historia de la humanidad ha tenido cuatro auténticas revoluciones. Una revolución es aquella que por la acción de las personas cambia los paradigmas de la humanidad o a gran parte de ella. Así pues, podemos constatar que la primera auténtica revolución, la que provocó el primer cambio de la humanidad por los siglos de los siglos fue el cristianismo. El mensaje de un tal Jesús reconvirtió la manera de pensar y actuar del individuo desde el ejemplo del amor al prójimo. Luego las costumbres sociales, y por fin las leyes y las políticas de actuación de los gobernantes.

La humanidad tuvo que esperar hasta el siglo XVIII para que llegara la segunda revolución, la revolución la francesa, que en contraste con la anterior, en vez de procurar el cambio desde el amor, esta lo hizo desde el terror de la guillotina. Acabó con parte de la sociedad y la religión cristiana, y como revolución que fue, provocó el cambio en la forma de pensar del individuo –por miedo– y a la sociedad desde la ley. Fue la primera vez que un Estado sometía a la persona desde las leyes, es decir desde la ideología, no desde la filosofía.

La tercera revolución fue el marxismo. El modelo estructural de la sociedad cambió a media humanidad a través de la llamada lucha de clases, es decir, la mitad del mundo contra la otra mitad. Se buscaba la igualdad de todos para lo que el Estado se erguía en poderoso señor, implicando a la sociedad en la lucha, muchas veces fratricida como en España, porque se quería imponer la voluntad del Estado, no la libertad personal, no el patrimonio y la propiedad privada. Esta revolución acabó en uno de los mayores males mortales de la historia: el comunismo, que logró desarrollar un estado del terror con decenas de millones de muertos de los que sus seguidores de hoy no quieren saber nada, ni quieren que lo sepan los demás.

La cuarta revolución la estamos viviendo usted y yo. Somos protagonistas de la revolución más engañosa, más dictadora, más mentirosa: la ideología de género

La cuarta revolución la estamos viviendo usted y yo. Somos protagonistas de la revolución más engañosa, más dictadora, más mentirosa: la ideología de género. Una ideología que a cambio de robar la libertad como en el marxismo, anula la voluntad. Y le voy a decir una cosa: si usted es de los que piensan que esta ideología es la que, la izquierda en general, pretende sustituir por la de la lucha de clases, puede hacer lo que quiera, pero me compadeceré de usted y de su ingenuidad.

La ideología de género no es de izquierdas ni de derechas, es un impulso globalista con todo el poder que tiene –y es mucho- de los grupos neoliberales mundiales. Mire a su alrededor. Mire a los que hoy tienen el poder omnímodo de aplicar la ideología de género con presupuestos millonarios y la ley en su mano sin que ninguno podamos hacer nada en contra: los políticos. La derecha, la izquierda y los mediopensionistas –y ya sabe a quién me refiero-, todos admiten las tesis de género, todos votan unívocamente las leyes homosexualistas, las de la cultura de la muerte, las antifamilistas, las ecologistas y las desidentitarias.

Dominando la sexualidad del individuo, controlas su voluntad con el permiso de su propia libertad

El objetivo último de la ideología de género es un poder supranacional con un solo gobierno… Bien vale, podrá decir alguno… ¿pero por qué ese empeño en lo sexual, en la sexualidad, en las extrañas combinaciones inexistentes de las opciones sexuales? Porque la pasión desbocada de la sexualidad es la pasión dominante, la más fuerte, la más manipulable. Dominando la sexualidad del individuo, controlas su voluntad con el permiso de su propia libertad. Y como antaño ya se hiciera en Francia, en media Europa y Asia… a la masa la dominas desde la ley, por eso es tan importante asaltar el poder y no el bien común. A las sociedades desarrolladas que dependen del consumo como el gato de los ratones, se le provoca de vez en cuando algunas crisis financiera y global para que no tenga un resquicio donde esconderse. Lo sujetan y le hacen dependiente del estado del bienestar para que siga comiendo de su mano.

La ideología de género lucha denonadadamente contra sus tres muros principales: la identidad nacional y la personal; la familia (hombre-mujer); y el cristianismo, en especial el católico

La ideología de género lucha denonadadamente contra sus tres muros principales: la identidad nacional y la personal; la familia (hombre-mujer); y el cristianismo, en especial el católico. Y esto es así porque saben que son los tres refugios donde todavía la persona puede refugiarse y escapar de los ataques a su dignidad humana. La casualidad en política no existe y cuando existe es porque ha sido cuidadosamente preparada, (F. D. Roosevelt). Tengan cuidado los que se caen del guindo, que la cosa no está para bromas.

Ahora les pido un pequeño ejercicio de análisis de la actualidad: ¿Qué sucede desde la infame presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero con las políticas territoriales, los nacionalismos exacerbados, los empeños en desunir…? ¿Siguen creyendo que la imposición del homonomio de José Luis Rodríguez Zapatero que no retiró el pávido Mariano Rajoy, es una simple evolución moderna de la sociedad de nuestro siglo XXI…? ¿Piensa que la crisis de la Iglesia es solo un pequeño bache en la trayectoria hacia el fin del mundo?  Pues eso no sé si lo será, el fin del mundo, pero nos conviene hacernos hombres de fe y saber que los católicos jugamos en el equipo ganador, pero no porque lo digamos nosotros, sino porque lo dejo dicho Cristo: sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Punto. Y además, sepa que no ha habido mentira en la historia que no haya caído tarde o temprano, aunque durante el tiempo que dure haya dejado regueros de muerte y desolación.

Del sexo al género (Eunsa) Mª Isabel Llanes Bermejo. Las políticas de igualdad de género traspasan en muchos aspectos la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres para -no de forma inocente - realizar una nueva y gran revolución social. Es una revolución aparentemente inocua y progresista pero de consecuencias enormes y destructivas al tratar de entender al ser humano y a sus relaciones de una manera distorsionada en muchos aspectos.

La batalla por la familia en Europa (Sekotia) Francisco José Contreras. Las vigas maestras de la institución familiar están siendo queriendo ser derribadas: el retroceso del matrimonio, la facilidad del divorcio; el matrimonio gay, o la implantación de la fecundación in vitro primero y ahora los vientres de alquiler desnaturalizando la maternidad, abandona la idea de que la familia está siendo profanada antropológicamente, sin embargo a la contra está generando un movimiento de resistencia.

Ensayo del catolicismo, el liberalismo y el socialismo (Homolegens) Juan Donoso Cortés (1809-1853). Parece increíble pero es cierto, este político español no puedo estar más acertado, no sé si en sustiempos, pero hoy habría hecho diana en el centro mismo de las situaciones. El autor sostiene las ideas propias de un conservador optimista: el progreso en la humanidad. Sin embargo al final de su vida se siente nfluido por el tradicionalismo francés, se transformó en un conservador pesimista: la Humanidad, alejada de Dios, lejos de progresar, se degrada cada vez más y desciende hacia la barbarie.