Las historias y las canciones populares no tenían autor: quizás por ello resultaban tan formidables. Su autoría múltiple, no monetizable, pero sí narrable, sin ‘copyright’ pero de creación libérrima, permitía que cada cual pudiera añadir un detalle que enriquecía la conseja o la melodía.
Observen esta pequeña maravilla surgida de Internet, no sé de quién ni cómo pero, seguramente, de un cerebro afilado y en plena forma.
Siempre hay que ir en contra de lo políticamente correcto (PC). Si el pensamiento PC asegura que abundan los conspiranoides, no lo duden: lo que abunda son los ignoranoicos. Es decir, los teóricos de la casualidad, incapaces de desarrollar en primicia las conclusiones que pretenden. Ejemplo: las consecuencias del cambio climático: ¿Y eso qué quiere decir? ¿Qué cambio climático, el permanente o uno que ha aparecido no se sabe de dónde y no se sabe por qué? No solo eso, el asunto es aún más grave: el ignoranoico vive de la casualidad y rechaza la causalidad o se conforma con causas imposibles pero no comprobables, ni medibles… ni razonables. Ejemplo: la causa de la DANA es el cambio climático y el cambio climático es culpa del hombre… porque yo lo digo.
Sin embargo, el ignoranoico es un listillo y sí tiene clara la consecuencia final: si tú, miserable ser humano, eres el culpable, debes pagar por ello: sométete a otro hombre igualmente falible y, por pedante, aún más ignorante: yo. Dicho de otro modo: quien califica a todos los que no piensan como él de negacionistas o terraplanistas, no lo duden: es un tirano. El totalitarismo necesita reinar sobre mentes progresistas: son las más dóciles, las más estúpidas y un pelín masocas.
En todo caso, con el meme de Internet me basta: no sé quién es el autor pero resulta sencillamente genial.