El Ministerio de Igualdad, con Irene Montero al frente, no desiste en su lucha por los derechos de la mujer y contra la violencia machista. Gracias al erario público se consiguen grandes avances en materia de igualdad, ahora, por ejemplo, el ministerio ha elaborado un informe que analiza la movilidad y, en concreto, los pasos de cebra y alerta: "Algunos sistemas a primera vista neutrales, como los programas de control y coordinación de la red de semáforos, pueden comportar un impacto discriminatorio de género edadista y capacitista".
Si ayer Ángela Rodríguez 'Pam' nos advertía: Los hombres son violadores y "desgraciadamente, en nuestro país, lo son bastante", hoy se desata la máxima preocupación y alerta por este hallazgo: los pasos de peatones y semáforos son machistas. Como vivimos inmersos en una sociedad patriarcal, no nos habíamos dado ni cuenta. La cosa es grave, ya no sólo es que los semáforos dibujaran a mujeres con vestido, parejas heteronormativas y hombres con pantalones, es que encima discriminan por los tiempos que están en cada color.
Según el texto, en el 2020, "el 80% de las mujeres que perdieron la vida en un siniestro vial en ciudad, iban pie"; por lo que concluyen que "Los criterios con los que se diseña la red de medidas de regulación de la movilidad peatonal (cruces, semáforos, pasos de cebra, señales de límite de velocidad, etc.) tienen un impacto desproporcional en la movilidad e integridad física de la mujer como peatón".
El estudio se cuestiona si los semáforos "asumen el cálculo del sistema que todos los peatones cruzan a una velocidad uniforme, lo que no es el caso en horas punta para personas discapacitadas o una madre llevando a su infante a la guardería".
"Los sistemas de control y coordinación de semáforos determinan, por ejemplo, el tiempo del que disponen los peatones para un cruce o calle. ¿Con la velocidad promedio de qué perfil se automatizan las fases verdes para peatones? ¿El perfil de una persona adulta de 30 a 50 años? ¿O el de una persona ciega y anciana o de una persona en silla de ruedas?".
"Los sistemas actuales están regulados por sistemas algorítmicos menos complejos, el uso de semáforos ‘inteligentes’ está siendo pilotado en diferentes ciudades españolas (Castellón, Málaga…). Cabe recordar que los sistemas algorítmicos más complejos únicamente pueden optimizar un determinado objetivo. Con ello, el resto de las metas deben ser compensadas u optimizadas mediante el uso de otros mecanismos (manuales o tecnológicos)", Irene, estamos contigo, los semáforos de Málaga son una gran idea: recuerden que algunos incluyen la voz y frases más icónicas de Chiquito de la Calzada.
Aunque critican estos semáforos inteligentes porque el objetivo es optimizar la conducción, por el contrario, "no es la expresa pacificación del tráfico o la seguridad del peatón, sino que se asume que la optimización de la velocidad de los automóviles autónomos, no sólo reducirá las congestiones y el número de emisiones de carbono, sino el comportamiento de frenado y contribuirá a pacificar el tráfico".
Y hay motivos para la alerta social porque concluyen que "Ningún sistema tecnológico tiene un impacto «neutral» de género. Los semáforos inteligentes no procesan en sus sistemas una diferenciación de género (y tampoco la necesitan). El tejido social, histórico y económico de una ciudad es el contexto que hace de esas tecnologías, no sólo una mera cuestión de movilidad, sino también de justicia de género".