Lo explicábamos días atrás: en la tierra habitan 8.200 millones de personas, de los cuales 5.400 millones poseen algún tipo de conexión a Internet. Vamos, que estamos conectados.

En Europa dedicamos siete horas a conectarnos a Internet, casi un tercio de nuestra existencia. La verdad, no sé por qué se asusta nadie: recuerden la estadística de la generación pre-Internet: se pasaban cuatro horas diarias ante el televisor. 

Al menos, en la WWW se interactúa, con la tele sólo hay un emisor y millones de receptores pasivos. 

El problema no es la desinformación ni los bulos en Internet, el problema es la adicción: gente que no vive su vida sino que la graba. Otro problema es la pérdida de concentración: la Red es un mundo en titulares

Además, el problema no es la desinformación ni los bulos en Internet. Eso no es más que la excusa del poder para controlar algo como Internet, un paraíso de libertad. El problema es la adicción: gente que no vive su vida, la graba. Y aún hay un segundo problema: la reducción de la capacidad de concentración. El Mundo Internet es un mundo en titulares y con titulares nunca se profundiza en ninguna cuestión, por limitada que sea. El libro sigue siendo necesario.

Si a eso añaden que la WWW ha multiplicado por "n", el número de mensajes al que tenemos acceso, entonces debemos concluir que la saturación informativa ha alcanzado niveles peligrosos. En plata: que tenemos mucha información y somos incapaces de asimilarla, que no nos enteramos de nada. Ya saben, el exceso de información, el exceso de cultura conduce a la ignorancia. 

Otro problema es el anonimato, siempre cobarde, que reina en Internet. Detrás de un anónimo siempre hay una mala persona

Otro problema de esta conexión global de la humanidad es el anonimato, siempre cobarde, que reina en Internet. Ejemplo, cuando el señor Sánchez habla de bulos y de pseudoperiódicos no está preocupado por la desinformación; es que no puede controlar las críticas que, aprovechando la libertad que reina en Internet, se dirigen hacia su persona. Lo que le preocupa es que es incontrolable y se atreve a meterse ¡con él!

Sea como fuere: dos tercios de la población mundial conectados. En efecto, Internet es la cuestión de nuestros días y de la actual generación. Demonizarla sirve de poco. Además, la necesitamos para ser libres por lo antedicho: el poder no puede controlar algo tan amplio. 

Pero eso sí, no pretendamos abarcarlo todo y mantengamos nuestra concentración en aquella mínima parte de la realidad en la que podemos profundizar. Con los titulares nos enteramos de cosas pero no sabemos las cosas. 

Ya hay dos tercios de la población mundial conectados a la WWW. En efecto, Internet es la gran ocupación de nuestros días. Demonizarla sirve de poco. Además, es menos controlable por el poder que el periodismo

El legislador, céntrese en prohibir el anonimato. Ahí sí que hay abusos y, en cualquier caso, es una cobardía. Por lo demás, que cada cual diga lo que le venga en gana, mientras se identifique, es decir, mientras se haga responsable de lo que dice.