Begoña Alegría es corresponsal de RTVE en Roma y el Vaticano. Ha sido incluso directora de informativos de Televisión Española, lo cual, sin duda, debería acreditarle una cierta cultura general. 

Sin duda la tiene, pero no en materia religiosa. Lo cual no es exigible, ni tan siquiera para la salvación eterna, pero sí para actuar como corresponsal ante el Vaticano.

A Begoña Alegría, además, le encanta darle una toba al cura. Como ejerce en el Vaticano, las tobas suelen ser diarias.

Y todo esto es bello e instructivo, porque resulta que el pasado 9 de mayo, doña Begoña, con sonrisa sarcástica, que es la que utiliza cuando emite con la Basílica vaticana detrás, nos informó sobre el Jubileo de 2025, donde los católicos ganan la indulgencia plenaria para que se les perdonen sus pecados con su peregrinaje al Vaticano.

Yo no sé que tiene esto de las bulas e indulgencias entre nuestros preclaros agnósticos que a todos los comecuras les atrae un montón. Ahora bien, verás Begoña, resulta que ni el jubileo, ni la peregrinación ni tan siquiera, que parece que es lo que te confunde un pelín, la indulgencia plenaria perdona pecado alguno, ya te vayas a Roma o a Nueva York. 

Lo único que perdona los pecados es la confesión sacramental, presencial, auricular y secreta. Ya sabes, colega, eso que se hace en el confesionario.  

La indulgencia sólo te 'indulta' de las penas del purgatorio, pero si mueres en pecado mortal -luego te explico lo que es el pecado mortal- por muchas indulgencias que hayas coleccionado, por muchas bulas e indulgencias que te hayan concedido, te vas a la caldera de Pepe (he dicho Pepe, no Pedro) Botero, de cabeza. 

Encima, la Iglesia te exige, para otorgarte el perdón en el sacramento de la penitencia, cinco condiciones, entre las cuales cito las dos más importantes: dolor de los pecados y propósito de la enmienda. Sin ello, aunque confieses, tampoco se te perdonan los pecados. Al cura le engañas, a Dios no. Como ves, trámite largo.

Otra cosa es que la indulgencia plenaria, conlleva, y así lo enseña la Iglesia, confesar, comulgar, hacer una reafirmación de la fe, etc. Entonces, se te perdonan, en parte o en todo, las penas del Purgatorio, otra lección para aprender, Begoña, una cosa es la culpa y otra la pena.

Pero de perdonarte los pecados con la indulgencia, un jamón. Los pecados se perdonan en confesión... y punto final. 

Un consejo, Begoña: si lo que pretendes es atizar a los católicos (no te disculpes, a mí también me apetece de vez en cuando), estudia un poquito más su doctrina. Porque si no puede haber un máximo amor con un mínimo conocimiento, tampoco puede darse odio sostenido -y hasta sostenible- sin saber ni papa sobre el odiado. Antes que nada, hay que saber lo más posible acerca del enemigo.

Para todos y todas: el jubileo de 2025 comienza el 24 de diciembre de 2024 y termina el 6 de enero de 2026

O sea, que en ese lapso de tiempo, te compras un avión, te comes una pizza en Roma y regresas a Barajas por la tarde... te vas directo al Cielo. Palabra de Begoña.

El viernes 10 de mayo celebramos la festividad de San Juan de Ávila, el genial cura manchego que fue, entre otras cosas confesor de Santa Teresa y San Ignacio. De él se cuenta la anécdota de que, en cierta ocasión dio un sermón con una oratoria tan lograda que, al bajar del púlpito una señora se le acercó y le comentó que había hablado muy bien, a lo que el maestro de sacerdotes respondió:

-Es curioso, el diablo me acaba de decir eso mismo.

Cuidado con las palabras, Begoña, las carga el demonio.