Si ahora en agosto no estamos dispuestos a leer, a empezar a leer o a retomar la lectura que dejamos abandonada en febrero, aquel libro que nos habían regalado por Navidad, es que entonces nunca seremos capaces de hacerlo. Una pena, porque los libros, más que las bicicletas, son para el verano.
No voy a entregarme a un encendido discurso sobre lo conveniente que es la lectura a todas las edades. Ni tampoco sobre la cantidad de beneficios para la salud mental y el descanso tan necesario que la actividad laboral nos exige cada cierto tiempo para ser más eficaces. Incluso, no hablaré del bien que supone el ejercicio intelectual sanador que la imaginación proporciona a los lectores y de cómo se nota a favor de las relaciones familiares y sociales que en estos días se intensifican.
Los libros, más que las bicicletas, son para el verano y en todas las edades
Por todo eso y mucho más, dedicaré en esta ocasión a este espacio recomendaciones para casi adultos que gusten de la narrativa como vía de escape a las tensiones acumuladas en forma de estrés.
Narrativa histórica: Nadie entierra a los lobos; Patria; Cartago. El desafío de Roma; Londres; A la sombra del elón; Fuego en el Misisipi; Balbo. La mano izquierda de César; Los demonios del mar.
Narrativa existencialista: Tres meses; El gusto amargo del café; El final de los tiempos; Los restos del día; Llanto por la tierra amada; Un encuentro tardío con el enemigo; En la habitación de al lado; Una vuelta de tuerca.
Colecciones: Mi Expediente Favorito; Moleskine; Todos lo hicieron mal; Todo o casi todo de G. K. Chesterton.