Tras la aprobación de la eutanasia en España hace ya un año —país que sirve al Nuevo Orden Mundial (NOM) como laboratorio social— el siguiente objetivo del NOM parece ser Argentina.
Allí, según informa Notivida, actualmente hay cuatro proyectos para legalizar la eutanasia: los expedientes 4597-D-2021 y 4734-D-2021 presentados el año pasado, y los expedientes 3956-D-2022 y 4092-D-2022 entregados este 2022. Todos ellos están siendo estudiados por la comisión de Salud de la Cámara de Diputados (o cámara baja).
Ante ello, la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia del Episcopado argentino expresó su rechazo a los cuatro proyectos de ley presentados en el Congreso para legalizar la eutanasia, e indicó que el país está frente “a una nueva manifestación de la cultura de la muerte y del descarte”, recoge Aciprensa.
En un comunicado emitido el 18 de agosto, la Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia (CEVILAF), indicó que “el Evangelio nos compromete a no ser indiferentes ante discusiones sobre el inicio y el fin de la vida”.
En su comunicado, la Iglesia en Argentina alertó que “estamos frente a una nueva manifestación de la cultura de la muerte y del descarte y al mismo tiempo, ante un pueblo que todos los días reclama por el cuidado de su vida y de necesidades tan importantes como la salud, el trabajo, el techo y la tierra”.
“Aunque una sociedad no pueda eliminar el sufrimiento, siempre puede comprometerse con todas sus energías con la vida de los que sufren”, y recordó que Argentina “tiene una riquísima historia haciéndolo” con múltiples alternativas “para acompañar los dolores físicos y espirituales con ciencia y humanidad”. “En los Hospices y en los Cottolengos, vemos un gran ejemplo de esto”, afirmó.
Aunque una sociedad no pueda eliminar el sufrimiento, siempre puede comprometerse con todas sus energías con la vida de los que sufren
En su comunicado, señaló que “aun en los casos de enfermedades que no tienen cura, todos los enfermos deben ser cuidados y acompañados para que sea respetada su vida hasta la muerte natural. No somos los dueños de la vida y por eso nos ponemos a su servicio”.
En ese sentido, llamó a valorar “los cuidados paliativos e integrales, que alivian el dolor en la enfermedad grave y ayudan al que sufre y da mucho fruto en la persona humana y en su familia”.
“Es fundamental acompañar la angustia del que sufre, su dolor físico y espiritual. Lo propio de la medicina es curar, pero también aliviar y humanizar el proceso de la muerte. Quitar la vida no es una vía para aliviar el sufrimiento. El cuidado de la vida y la propuesta de servirla en todo momento es nuestra misión, cada uno desde su lugar de compromiso y testimonio creyente”, afirmó.
La Iglesia (CEVILAF) expresó que “vale toda vida” y recordó que el país viene “de una pandemia donde hemos visto y vemos al personal de salud ponerse al hombro los dolores y sufrimientos de tantos hombres y mujeres, enfermos y moribundos. Los hemos escuchado llorar ante la pérdida de una vida para la cual se prodigaron infatigablemente”.
Lo propio de la medicina es curar, pero también aliviar y humanizar el proceso de la muerte
“Por respeto a la vida que nos viene de Dios y de la que no somos dueños, por consideración a tantas personas que se han comprometido con el cuidado de la vida como personal sanitario, por respeto a los que no están y murieron en estos años, pedimos a Dios que en nuestra querida Patria no se dé lugar a leyes que dejen al costado del camino y excluyan de la mesa de la vida a los que más sufren”, expresó.
Cabe recordar también que, según la ‘Declaración Iura et bona’ sobre la eutanasia, de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la fe (1980), "nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad ni puede consentirlo explícita o implícitamente. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata en efecto de una violación de la ley divina, de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen contra la vida, de un atentado contra la humanidad”.
La eutanasia y el suicidio asistido suponen traspasar la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella. Esa frontera ética está en la conciencia de todas las personas del mundo. Y por eso responde a la ley natural: respetar la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción a la muerte natural.
El Nuevo Orden Mundial (NOM) siente obsesión con la degradación moral del mundo hispano pero la eutansia en Argentina no sería posible en la Argentina si no fuera por el aplauso entusiasta de los Fernández: el presidente Alberto y la vicepresidente Cristina. Ellos son los principales responsables.