En 1991, en la Revista Científica de Homosexualidad (vol. 20, n. 1-2), se publicó un artículo en el que se afirmaba que, en sus inicios, los paidófilos fueron aceptados dentro de los movimientos LGBT. Sin embargo, hacia finales de la década de 1970, surgieron controversias entre sus miembros y las comunidades gais comenzaron a preocuparse más por su imagen pública que por la liberación sexual total.
Aún hoy, la pedofilia se considera una parafilia, y los términos "paidofilia" y "pedofilia" se utilizan en las ciencias de la salud para describir una parafilia que implica la excitación o el placer sexual que una persona adulta obtiene al participar en actividades sexuales o tener fantasías sexuales con niños.
Como siempre, debemos explorar la historia y nombrar a quienes han intentado transformar esta parafilia en un estándar sexual cada vez más aceptado. Algunos incluso buscan legitimar la pedofilia a nivel internacional, apoyados por organismos como la ONU, que pretenden consagrarla, algo que no nos debe extrañar porque en los últimos 50 años ha promovido la ideología de género, el homosexualismo social, la imposición del aborto y la eutanasia a nivel global... ¿por qué no la pedofilia?
David Thorstad fue el primer presidente de NAMBLA (Asociación Norteamericana del Amor entre Hombres y Niños). Según su propio sitio web, NAMBLA fue fundada en 1978, inspirada en el éxito de una campaña dentro de la comunidad gay de Boston. Su objetivo, según la organización, es terminar con la "opresión extrema" que sufren los hombres y niños en relaciones "mutuamente consensuadas", brindando apoyo y educando al público sobre la "naturaleza benévola" de estas relaciones, entre otras lindezas.
Daniel Cohn-Bendit, uno de los principales líderes del Mayo del 68, conocido por su participación en la Revolución Sexual en Francia. En su libro Le Grand Bazar (1975), confesó haber tocado a niños, quienes, según él, respondían a sus caricias. Este individuo llegaría a eurodiputado
Thorstad afirmó que, antes de la creación de NAMBLA, ya trabajaba legalmente en Estados Unidos desde su prevalente posición de presidente en la Alianza de Activistas Gais (GAA), una organización que reunía a numerosos grupos LGBT. En 1976, dos años antes de la fundación de NAMBLA, la GAA financió una conferencia sobre el amor entre hombres y niños. Desde entonces, esta organización, desde Estados Unidos, trabaja en la expansión para cubrir todo Occidente, donde la liberalización sexual ha permeado en todos los niveles, permitiendo que participen de esta parafilia todos los que lo deseen puedan acceder. Pero precisamente los que cuentan con más poder, político o financiero, son los que accederán a entornos e información más selectiva, porque este tipo de depravación es cara.
La pedofilia ha sido un movimiento silencioso, pero como parafilia, siempre ha existido. Como diría Pedro Sánchez, han hecho de la necesidad virtud. Ejemplo de esto es Daniel Cohn-Bendit, uno de los principales líderes del Mayo del 68, conocido por su participación en la Revolución Sexual en Francia. En su libro Le Grand Bazar (1975), confesó haber tocado a niños, quienes, según él, respondían a sus caricias, especialmente las dirigidas a las niñas. Este individuo fue electo eurodiputado por primera vez en 1999, y en 2001, cuando sus confesiones escritas salieron a la luz, se defendió alegando que lo hizo para provocar a los movimientos de derecha, ¡En fin, se responde solo!
Otro caso notorio es el de Jeffrey Edward Epstein, conocido por la red de explotación sexual de menores en su mansión de la isla de Palm Beach, y en la que estaban implicadas figuras prominentes del mundo de la política, el arte y las ciencias. En 2005, la policía de Palm Beach, Florida, comenzó a investigarlo tras la denuncia de un padre que acusó a Epstein de acosar a su hija de catorce años. Finalmente, en 2008 fue condenado, y en 2019 enfrentó nuevos cargos por liderar una red de tráfico de menores. Sin embargo, el juicio no se llevó a cabo debido a su controvertido suicidio en prisión el 10 de agosto de 2019.
El suicidio de Epstein ha sido objeto de dudas, ya que antes de su muerte, redactó una lista de visitantes a su mansión, revelando nombres destacados de la sociedad estadounidense. Esta lista fue parcialmente desclasificada, y el activista AntiNAMBLA, en su perfil de X, resumió los nombres que aparecían, incluyendo figuras como Bill Clinton, el príncipe Andrés, Stephen Hawking, Alan Dershowitz, Thomas Pritzker, Oprah Winfrey o la modelo Naomi Campbell, entre otros.
Jeffrey Edward Epstein fue conocido por la red de explotación sexual de menores en su mansión de la isla de Palm Beach, y en la que estaban implicadas figuras prominentes del mundo de la política, el arte y las ciencias. Y por cierto, su suicidio ha sido objeto de dudas...
Actualmente, se está allanando el camino para legalizar y normalizar la pedofilia a través de su particular ventana de Overton. Este proceso sigue un patrón similar al que se utilizó con el aborto, el homonomio y, más recientemente, la eutanasia: 100% sentimentalismo y 0% razón argumentada, todo bien apalancado desde la propaganda mediática. El último paso será la cancelación social, la sanción administrativa y la cárcel por delito de odio para aquellos que se atrevan a afirmar públicamente que las relaciones sexuales con niños es una perversión enfermiza.
Pedofilia y pederastia (Ed. Sanz Torres), de Javier Urra Portillo. Según la OMS, uno de cada cinco menores sufre abuso sexual antes de los 17 años. En Europa, EEUU y Canadá, un 20% de los niños y niñas han sido abusados sexualmente. “Si fueran las víctimas de alguna enfermedad, estaríamos hablando de una pandemia”, afirma Vicki Bernadet, fundadora de la Fundación Vicki Bernadet contra el abuso sexual infantil. Pero la realidad es muy distinta: “El abuso sexual infantil no está en la agenda política ni social”. Y yo añado: legalizar la pedofilia, sí.
Crímenes sexuales. Psicopatología del delito (Sekotia), de Blanca V. Navarro y Alicia Romero Fernández. Todavía estamos a tiempo de poder decir que la pedofilia es un delito y nada mejor que dos psiquiatras forenses para explicarnos esto y otros delitos aberrantes. El libro, enfocado a los criminólogos y profesionales relacionados con el mundo criminal, es explícito y no deja dudas a lo que tras este tipo de agresiones supone para las víctimas de cualquier edad y condición, cuanto más a un menor.
Código moral para combatir la pedofilia (OmniScriptum), de David F. Camargo Hernández. Para algunos expertos se trata de una parafilia, otros la consideran una enfermedad incurable, que debe ser tratada antes de que quienes la padecen cometan algún delito. El código pretende despertar conciencia, especialmente en aquellos pedófilos que viven en la sombra y que desean algún tipo de tratamiento, pero que no lo buscan por miedo o vergüenza de que se entere la familia y el grupo social al que pertenecen.