No hay que olvidar "nunca" que la misión pertenece a Dios y que los obispos sólo son sus colaboradores más directos, eso sí, llamados a trabajar en comunión con Él y entre ellos, con estas palabras se despedía el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, de su cargo.
Entre ayer lunes y hoy martes se ha celebrado 124ª Asamblea Plenaria de Primavera, donde los obispos españoles tenían que elegir a su nuevo presidente, el 'ganador' ha sido el arzobispo de Valladolid, Mons. Luis Argüello García, por 48 votos en la primera votación, estará en el cargo hasta 2028.
Argüello nació el 16 de mayo de 1953 en Meneses de Campos (Palencia). Obtuvo la Licenciatura en Derecho Civil (1976) por la Universidad de Valladolid. En esta misma ciudad, cursó después los estudios eclesiásticos, en el centro de los PP. Agustinos. Fue ordenado sacerdote el 27 de septiembre de 1986 y desarrolló su ministerio sacerdotal en la diócesis vallisoletana, hasta el 2016 cuando el Papa Francisco le nombró obispo auxiliar de la archidiócesis de Valladolid y ese mismo año pasa a ser arzobispo de la diócesis.
La Asamblea Plenaria también ha elegido como vicepresidente de la CEE al cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, con 39 votos en la segunda votación.
Pero volvamos a Argüello, ¿qué podemos esperar de él? Vivimos en la Blasfemia contra el Espíritu Santo: ¿etapa final de la historia? Probablemente, por lo que al frente de los obispos españoles se necesita alguien que hable, mucho y claro, y siempre según la Doctrina Social de la Iglesia y hablar abiertamente, no intentar estar en el centro y llevarse bien con todos, porque para eso ya tenemos a los políticos.
Argüello nos tiene acostumbrados a hablar, no le ha temblado el pulso a la hora de posicionarse en temas como el aborto, la amnistía, la eutanasia o los casos de pederastia.
La amnistía podría ser valiosa si fuera recíproca y los amnistiados renunciaran a un proceso ilegal y unilateral, si fuera fruto de un acuerdo con mayoría cualificada, si no amparase la violencia contra las personas. Si no es así, amenaza la convivencia a la que dice servir.
— Mons. Luis Argüello (@MonsArguello) November 5, 2023
Argüello ha reactivado la causa de beatificación de Isabel la Católica, defensora de los indios: estudiando un posible milagro en EEUU.
También plantó cara a Gabilondo en su circo de la pederastia clerical: “En total, en el siglo XXI, tenemos recogidos cincuenta y tantos casos. Mientras, aparecen miles de casos en otros ámbitos de la sociedad”
"Si de verdad hubo encubrimiento, ¿de verdad se va a dejar por escrito? A veces da la impresión de relato medieval, o se piensa que vamos a encontrar un libro secreto como en 'El nombre de la rosa'”. Aclaró que si bien “Para nosotros es prioritario abordar esta problemática, escuchar a las víctimas, y que se realice un camino de prevención y renovación”, "no vamos a participar institucionalmente en la comisión encargada al Defensor del Pueblo. Tenemos nuestros propios datos, desde ahí colaboraremos en aquello que se nos pida, y que corresponda a las reglas del juego en el ámbito civil y el canónico”, añadía Argüello.
También ha ido en contra de lo políticamente correcto, no como Magán, que aseguraba que no se podía caer en "demagogias e identificar el terrorismo con ninguna religión", aunque no hay casos de terrorismo católico. Cuando estalló el conflicto en Afganistán, Argüello no dudó en asegurar que no todas las culturas son iguales ni merecen el mismo respeto. En un tuit, destacaba: “Afganistán pone de manifiesto la inconsistencia del elogio relativista de las ‘culturas’. No todas merecen el mismo respeto ‘multicultural’. Han de ser valoradas por su servicio a la dignidad radical y universal de la persona: a su vida, conciencia, libertad e igualdad”.
Sobre el aborto, primero propuso que se creara un registro de médicos que estuvieran dispuestos a practicar abortos, y no al revés: “¿Por qué no registran a los médicos que están dispuestos a hacer abortos o eutanasias?”.
Mostró su preocupación porque "se considere 'progreso' el impedir la vida y se considere 'conservador', incluso ultraconservador, oponerse al aborto, mientras consideran superprogresista el defender al lobo o a la abubilla verde o a los huevos de las cigüeñas. No se pueden desmontar los nidos en las torres de las iglesias, a veces amenazando, porque hay un huevo de cigüeña, especie protegida. ¿Cómo no considerar especie protegida a la vida humana?". "Abortar nunca es un derecho. Además, la nueva ley del aborto, suprime la información y la reflexión como algo previo e imprescindible para tomar una decisión tan grave para la vida de otra persona. NEGAR LA INFORMACIÓN Y LA REFLEXIÓN: Todo un síntoma de una manera de gobernar".
Y defendió a las personas que se congregan en los abortorios para rezar: el "derecho de presencia en la plaza pública, en la calle, para poder orar, ofrecer otras posibilidades y ayudas”, como hace la actual campaña de ’40 Días por la Vida’ que se celebra en todo el mundo
Monseñor, ante el Orgullo Gay, desmontó el discurso imperante: “Promovamos el orgullo de la maternidad, la paternidad y la diferencia sexual”, “nos parece muy importante resaltar el significado de la diferencia sexual, del ser hombre y mujer, de la relación entre hombre y mujer, del papel del matrimonio, de la familia y de la apertura a la vida”.
Parece que Mons. Argüello hablará más y más claro que su predecesor en el cargo, aunque claro, muchos cambian con el cargo, esperemos que no sea así.