En su día, el ministro del Interior aseguraba que hay que solucionar los problemas de la inmigración en los países de origen. Esos inmigrantes a los que hay que ayudar en origen, son los mismos a los que Marlaska abandona en las calles de Madrid y Barcelona... y que se las apañen como puedan. Ellos y los españoles.
Lógico: ¿no comprenden que si no integras a los irregulares se dedican a delinquir para sobrevivir? Yo también robaría si no tuviera para comer. Pero Marlaska no les ayuda, ni en su tierra de origen ni en España. Simplemente dice que controlar la migración es xenofobia o relacionarla con la delincuencia creciente es propio de ultra. Y se queda tan ancho.
El siguiente caso que les contamos, es el de un inmigrante de 40 años, originario de Ghana y en situación regular en España, que fue detenido en el madrileño distrito de Chamartín, tras causar daños significativos en la vía pública. Su objetivo, según confesó a la Policía Nacional, era provocar su arresto para tener un lugar donde pasar la noche, ya que no tenía un hogar y hacía frío.
Los vecinos de la Plaza del Perú alertaron a las autoridades sobre un individuo que causaba estragos mientras gritaba, pidiendo la presencia de la policía. Cuando los agentes llegaron al lugar, se encontraron con 40 motocicletas derribadas y contenedores de basura destrozados. Siguiendo el rastro de daños, lograron localizar rápidamente al responsable, quien se entregó de manera voluntaria.
Lo dicho, la migración es mala, muy mala. Lo que hay que hace es ayudar a los países de salida para que sus ciudadanos no tengan que emigrar. Todo emigrante es un fracaso.
No se trata de acoger y darles comida sino de integrarles en la sociedad española. Pues bien, cada país debe especializarse en acoger a aquellos inmigrantes que ya poseen los dos requisitos clave para integrarse: la misma religión y el mismo idioma. Y al que no los posea, hay que poner a su disposición, la posibilidad de aprenderlo. No tengo claro si el Gobierno Sanchez está capacitado para formar en la fe cristiana -religión mayoritaria en España- al emigrante, pero puede enseñarles el idioma español. Esto quiere decir que España debe especializarse en la acogida a los habitantes de Hispanoamérica.
Por ejemplo, la inmigración islámica no ha hecho otra cosa que crear guetos o, como en el caso de los magrebíes, crear una quinta columna en España.