Con tal de fastidiar al cristiano, el Sanchismo suspira por el mahometano.

Decíamos ayer, que la presión islámica en España empieza a resultar ‘ligeramente molesta’, por ejemplo, en las escuelas. Como el moro es taimado, que dijo el clásico, se estrena en un nuevo país solicitando respeto a sus costumbres, sólo eso. Por ejemplo, hacia el régimen alimenticio que se ofrece a sus hijos en el colegio. Cuando ya han logrado que, verbigracia, a sus hijos no les ofrezcan embutido en el colegio, entonces reclaman que también se lo quiten a los niños cristianos, en nombre de la igualdad de oportunidades. 

Días atrás celebramos la vida de San Juan Damasceno (siglo VII). Nacido en Damasco, como su mismo nombre indica, el amigo Johnny vivió en el monasterio de San Sabas, en las proximidades de Jerusalén. Un emigrante sirio en Israel, por decirlo así, interesante viaducto entre dos naciones que llevan en guerra tres cuartos de siglo y antes lo estuvieron 1.000 años. Figúrense que Netanyahu se ha alborozado ante la caída de Bashar Al Asad a manos de los islamistas pero, a renglón seguido, Israel ha lanzado centenares de ataques aéreos sobre la Siria fundamentalista... para por si acaso. 

Naturalmente, los islámicos ya se han apresurado a destruir monumentos, por ahora de los Asad, pero enseguida empezarán con esculturas cristianas, no lo duden.

Sigo que, de mano de la creciente influencia islámica en Europa, percibo una vuelta a la iconoclastia, aquello contra lo que luchó Johnny Damasceno. Y recuerden, el islam no permite la reproducción de imágenes humanas y, en sus versiones más duras, tampoco las de animales: sólo adornos florales. Por eso, la Alhambra de Granada constituye una excepción española al arte morisco.

Por otra parte, no olviden que el 90% del arte es cristiano. Y en la espléndida Edad Media, las obras de arte no se hacían para enseñar sino para dar catequesis con imágenes, para evangelizar a las nuevas, o no tan nuevas, generaciones. Pero con un motivo tan cotidiano, resulta que el arte solo tiene un apellido, absolutamente mayoritario: arte cristiano, el principal personaje de la historia del arte es Cristo

Sin embargo ahora hay una arremetida contra toda imagen sacra, profanación de imágenes y de templos, que gustan las esculturas y pinturas más curiosas, un vandalismo que no se sabe si es fobia al arte o fobia a Cristo.

Y sí, el fenómeno me parece harto preocupante. Además, los iconoclastas suelen resultar tremendamente aburridos. No disfrutan de la vida y arrastran una cara aún más triste que la de los vegetarianos.

En Siria y en Europa.