Ni más de 1.500 kilómetros de distancia de por medio pueden alejarnos de la huella -seguro que la suya también es tóxica... por aquello del carbono- de Irene Montero. Aprovecha la exministra de Igualdad el caso de ocho empresarios que han evitado la cárcel tras admitir el abuso de menores en Murcia, para exponer las 'bondades' de su ley Sólo sí es sí que, ha dicho la ahora eurodiputada, que "garantiza los derechos de las mujeres víctimas". Por supuesto, ni 'mú' ha dicho la señora Montero sobre las más de 1.000 rebajas de condenas a agresores sexuales y más de 100 excarcelaciones fruto de tan 'exitosa' norma.

Pero es que, además, ha escogido la podemita un caso de abuso de menores para soltar toda una perorata en favor de su ley estrella. Mientras, se mantuvo en un ominoso silencio cuando se juzgaron otros casos que también tuvieron como protagonistas a menores: por ejemplo, el de la ex vicepresidenta de Valencia, Mónica Oltra, cuyo exmarido agredió sexualmente a una menor que por entonces tutelaba la Generalitat valenciana.

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Tampoco se pronunció la señora Montero cuando se investigaba la red de explotación sexual de menores en Baleares, cuando la ahora presidenta del Congreso, Francina Armengol, presidía el Consell Balear. Y, con el apoyo de Podemos y los independentistas de Més.

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Pide la eurodiputada una "justicia justa" que define como no clasista y feminista. Entonces, señora Montero, ¿de qué clase eran los menores abusados en Baleares, o en Asturias o en Valencia? Recuerde su "hermana, yo sí te creo"... o ¿acaso su famosa reflexión no se aplica a todas, todos y todes?