Interesante informe de C-FAM sobre la postura radical de Naciones Unidas, que supera a la progre Europa y que abraza la opción de legalización total del putaísmo, que sólo han admitido dos países curiosos: el rarito Estado de Nueva Zelanda y el rarísimo Estado belga. 

Pues ahí tienen a Naciones Unidas, adelantando a los países más progres y decretando el trabajo sexual como un empleo más. Ya lo decía Engels, el amigo y el financiador de Marx: el matrimonio es aún peor que el lenocinio porque en éste la mujer saca un beneficio y en el matrimonio la esposa vende su cuerpo gratis. 

Pues esa es la postura de las Naciones Unidas. La segunda, de moda en Occidente, consiste en ponerse finos: hay que perseguir al proxeneta -¡sólo faltaría!- y al cliente de la alcahuetería, pero no a la barragana. Naturalmente, en esta postura, hoy oficial, no se nos explica por qué hay que castigar al comprador y no a la vendedora. Sin el concurso de ambos, el negocio no podría consumarse, con perdón.

La tercera opción, la única admisible, consiste en ilegalizar a proxenetas, clientes y coimas. El cuerpo humano no está en venta, porque para los creyentes es templo del Espíritu Santo y para los no creyentes, desde el Código Penal hasta la práctica consuetudinaria de la inmensa mayoría de la población y de la inmensa mayoría de las civilizaciones que han existido a lo largo de la historia, es y ha sido objeto de protección jurídica. Vamos, que no se toca.

Eso sí: en algo discrepo del espléndido informe de C-FAM y es en una de esas mentiras patentes que en la sociedad de la información se cuelan por cualquier rendija. Una de ellas es que toda mujer que se dedica a vender su cuerpo no lo hace porque quiere sino porque le obligan. Siento decirlo, y de verdad que lo siento, porque los hay que aún creemos en la feminidad, pero se trata de una mentira patente, porque las portavoces de las meretrices lo niegan. Ni una ni dos... aseguran que ejercen su 'trabajo' porque les da la realísima gana. Y mucho ojo con criticarlas que realizan una labor muy loable y sin la cual el mundo no sobreviviría. 

Y si ellas lo dicen, ¿por qué no voy a creerlas?

Insisto: hay que perseguir la prostitución... y a las prostitutas no esclavizadas, que no son pocas... al menos por lo que dicen sus portavoces. Ya sé que es triste pensar que una mujer pueda decidir entregar su cuerpo de continuo al mejor postor y comprendo que a muchas mujeres la prostitución les produzca repugnancia, pero mucho me temo...

¿Que la prostitución nunca se va a solucionar persiguiéndola? Ni el robo: ¿legalizamos el robo?