Recientemente Nina Jane Patel, una investigadora británica de 43 años, contó su experiencia al haber sido violada virtualmente en el metaverso de Facebook. “A los 60 segundos de conectarme fui acosada verbal y sexualmente”. “Tres o cuatro avatares masculinos, con voces de hombre, violaron virtualmente a mi avatar y sacaron fotos”, explica. Añade que cuando intentaba escapar de dicha situación de acoso y vejación le gritaron frases como: “no hagas como que no te ha gustado” o “vete a tocarte con la foto”.
Una experiencia horrible que sucedió muy rápido y antes de que pudiera ni siquiera pensar en poner una barrera de seguridad. Me congelé. Fue surrealista. Una pesadilla”. Añade que los comentarios a su denuncia no se quedaron atrás y que recibió una plétora de acusaciones y recriminaciones que fueron desde el “la solución es que no te pongas un avatar femenino” a “no seas estúpida, eso no es real”.
Eso sí, tras este suceso, Mark Zuckerberg, presidente de Meta, la empresa matriz de Facebook, ha decidido que a partir de ahora habrá una distancia de 1,2 metros entre los avatares que participen tanto en Horizon Worlds, entorno en el que los usuarios pueden conocer a otras personas mediante la realidad virtual, como en Horizon Venues, espacio donde se celebran conciertos y espectáculos variados.
Pero no el de la violación del avatar de Patel no es el único de tales características ocurrido en el metaverso. A principios de diciembre, cuando Facebook abrió el acceso a Horizon Worlds, The Verge informó sobre un caso similar tras la denuncia de un probador de la aplicación en fase beta.
“El acoso sexual no es una broma en Internet, pero la realidad virtual le agrega otra capa más intensa”, escribió. “No solo me manosearon anoche, sino que había otras personas allí que apoyaban este comportamiento, lo que me hizo sentir aislado”, explicó el usuario.
Entonces la respuesta de Facebook, ahora Meta, fue muy controvertida. En declaraciones para Verge, el vicepresidente de Horizon Vivek Sharma calificó el incidente con el beta tester de “absolutamente desafortunado” y le culpó por no haber bloqueado las interacciones con otros avatares, una de las medidas de seguridad del metaverso.
Menos mal que, nos explican los expertos, la compra de nuestras casas en los mundos virtuales no tiene repercusión alguna para nosotros. No es como en el mundo real donde te puedes encontrar tu propiedad okupada por personas de carne y hueso
Y después de la violación y el acoso, llega la okupación.
Una de las iniciativas englobadas dentro del popularmente conocido metaverso es la de Next Earth, una plataforma alemana donde han creado una copia de la Tierra, han dividido el mapa en parcelas virtuales de 100 metros y lo están poniendo a la venta.
Ahora estas copias virtuales de las ciudades están empezando a atraer inversores, dándose el caso que unos pocos usuarios son dueños de gran parte de los edificios de una ciudad. Menos mal que, nos explican los expertos, la compra de nuestras casas en los mundos virtuales no tiene repercusión alguna para nosotros. No es como en el mundo real donde te puedes encontrar tu propiedad okupada por personas de carne y hueso.
Por el momento, una persona podría comprar nuestra casa en un mundo virtual. Y en otro mundo virtual tendría otro dueño. Así como tantas veces estén dispuestos a gastar su dinero. Pese a que es evidente que no tiene implicación legal, porque no hay ninguna administración pública que lo sustente, hay inversores que están pagando importantes cantidades de dinero en estos mundos virtuales.
Según Xataka, uno de los deseos de estas plataformas que compran y venden espacios virtuales es que en el futuro, si las gafas de realidad aumentada se popularizan, puedan construir anuncios virtuales asociados a localizaciones. En ese supuesto caso, los dueños de cada casa virtual podrían cobrar un alquiler a las marcas que quisieran anunciarse ahí. Y es que la tecnología avanza que da gusto.