Tres personas, dos mujeres y un hombre entre los 50 y 60 años, han renunciado a la eutanasia, tras someterse a una cirugía experimental en el Hospital del Mar. El tratamiento experimental ha conseguido aliviar el dolor intenso que sufrían, por lo que han decidido no continuar con la solicitud de la muerte asistida.
Los tres pacientes padecían dolor neuropático, causado por el propio sistema nervioso en ausencia de estímulos externos dolorosos, y ninguno de los tratamientos recibidos había conseguido mitigar el dolor, explica Efe. El centro hospitalario explica que ante la desesperación, los enfermos aceptaron una neurocirugía con estimulación cerebral profunda en el cíngulo, una técnica que estimula la zona donde se percibe la parte afectada del dolor.
La publicación médica Neuromodulation recoge el estudio y llama a los países a que investiguen e inviertan en terapias nuevas para tratar enfermedades graves como esta, así se conseguiría reducir el número de eutanasias.
No nos podemos olvidar que en España no existe una ley de cuidados paliativos, pero sí una ley de Eutanasia. Y es que cuando se aprobó la ley de Eutanasia en España, el gobierno socio-podemita hizo de las suyas y le puso de nombre a la ley: de cuidados paliativos y de eutanasia, es decir, mezcló dos actividades opuestas como si fueran la misma, todo para justificar que los cuidados paliativos ya están regulados.
La realidad es que en España no están regulados, ni potenciados, al contrario de la eutanasia, que se potencia, se promociona y se financia. La última de nuestro Gobierno es incluir las enfermedades mentales para poder acceder a la eutanasia. Porque con la eutanasia siempre sucede lo mismo, se empieza aprobando sólo para casos muy excepcionales y en teoría sólo para aquellas personas que la soliciten, pero se termina aplicándola sin restricciones, a cualquier persona e incluso en contra de su voluntad, y de manera especial a los más débiles y vulnerables. Cuando la verdad es que, si hay alternativa, nadie quiere morir, ni que le maten.