Irene y Alberto, unidos pueden luchar, esta vez, contra los videojugadores, conocidos como "gamers". La ministra de Igualdad  y el ministro de Consumo han unido sus mentes para rechazar la «Toxicidad en las comunidades online». ¿Cómo se materializa esa toxicidad? Pues el departamento de Alberto Garzón nos lo muestra a través de la guía «Empantalladas, una mirada de género al consumo de los videojuegos». Se trata de 58 páginas de reproches a los amantes del sector. «Los grandes juegos multijugador siguen siendo un territorio hostil para ellas. Este problema sigue teniendo su origen en el sentimiento de clan masculino que coloniza un juego y cierra fronteras a curiosas», reprochan bajo el epígrafe «Toxicidad en las comunidades online».

Según Ok diario, también, aludiendo a ese informe, se habla de «odio» hacia las mujeres por parte de los gamers: «De quienes han sido testigos de un comportamiento tóxico hacia las demás, la mitad dice haber sido testigo de odio (es decir, abuso verbal o de otro tipo, incluida la intimidación, el ridículo, asalto de odio o mobbing o comentarios insultantes basados en la identidad percibida) y/o abuso del juego (es decir, molestar el disfrute del juego de otro jugador haciendo cosas como robar, sabotear, etc.) (53%) mientras juegan en plataformas multijugador».

Los amantes de los videojuegos de conducción como el GTA son otro objetivo de la guía, la cual los califica de «violentos y sexistas». «Se suma un componente sexista, los jugadores se vuelven más insensibles ante el dolor y el sufrimiento del otro, especialmente ante la violencia machista», lamentan.

En este punto se aboga por «realizar un trabajo de educación social en la igualdad de género, similar al que se realiza ahora con los juguetes no sexistas, y poner por delante y en letra muy grande que todos y todas podemos disfrutar de estas historias y tratarlas como un espacio de encuentro con los demás». Creen que se puede jugar «fomentando el cooperativismo al participar en misiones grupales, a su vez explorar la diversidad». Sin embargo, surge «la ansiedad social que se caracteriza por un deseo de estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo».

El departamento del Gobierno liderado por Alberto Garzón ha financiado la guía «Empantalladas, una mirada de género al consumo de los videojuegos». Se trata de 58 páginas de reproches a los amantes del sector. «Los grandes juegos multijugador siguen siendo un territorio hostil para ellas. Este problema sigue teniendo su origen en el sentimiento de clan masculino que coloniza un juego y cierra fronteras a curiosas», reprochan bajo el epígrafe «Toxicidad en las comunidades online».

También, aludiendo a ese informe, se habla de «odio» hacia las mujeres por parte de los gamers: «De quienes han sido testigos de un comportamiento tóxico hacia las demás, la mitad dice haber sido testigo de odio (es decir, abuso verbal o de otro tipo, incluida la intimidación, el ridículo, asalto de odio o mobbing o comentarios insultantes basados en la identidad percibida) y/o abuso del juego (es decir, molestar el disfrute del juego de otro jugador haciendo cosas como robar, sabotear, etc.) (53%) mientras juegan en plataformas multijugador».

También critican a los amantes de los videojuegos de conducción como el GTA que califican de «violentos y sexistas». «Se suma un componente sexista, los jugadores se vuelven más insensibles ante el dolor y el sufrimiento del otro, especialmente ante la violencia machista», lamentan.

En este punto se aboga por «realizar un trabajo de educación social en la igualdad de género, similar al que se realiza ahora con los juguetes no sexistas, y poner por delante y en letra muy grande que todos y todas podemos disfrutar de estas historias y tratarlas como un espacio de encuentro con los demás». Creen que se puede jugar «fomentando el cooperativismo al participar en misiones grupales, a su vez explorar la diversidad». Sin embargo, surge «la ansiedad social que se caracteriza por un deseo de estar continuamente conectado con lo que otros están haciendo».

El informe financiado por Consumo y que ha difundido el Instituto de las Mujeres, que depende de Irene Montero, carga contra unos gamers en particular. «League of Legends tiene una de las comunidades más tóxicas que existen: es muy probable que te encuentres con gente que te diga de todo por el chat -no confundir con el mundo del metaverso- pero por raro que parezca, no sólo por ser mujer, el insulto que más veces ha visto en esos chats es ‘gay’. Hay muchos jóvenes en este tipo de juegos, y su sensación es que usan esos chats para decir todas las barbaridades que se les ocurre, sin filtro alguno ya que cuentan con el anonimato de internet», se indica.

Por último, piden regulación para que «los algoritmos no condenen a las mujeres a la invisibilidad» y plantean si «es necesario tener un evento de videojuegos exclusivo de mujeres para que puedan jugar libremente».