Comienza en la Sección Segunda de la Audiencia Porvincial de Albacete el juicio contra una mujer que está acusada de matar a su recién nacido, meterlo en una bolsa y ocultarlo.
Pero la mujer ha preparado su defensa y sus abogados alegan que el bebé nació ya muerto, por lo que piden que se le acuse de un aborto, no de un asesinato, por lo que la pena pasaría de prisión permanente revisable, que es lo que solicita la Fiscalía, a 13 meses de multa.
Según el abogado de la acusada no sabía que estaba embarazada, puesto que consumía drogas y alcohol a diario, por lo que no notó lo síntomas, aunque asegura que cuando se enteró intentó abortar, pero no lo consiguió, lo que le derivó en una negación del embarazo: "Ella no tiene un embarazo aparente, tuvo el periodo durante un mes y ha tenido lo que se conoce como un síndrome de negación del embarazo, que es como un embarazo psicológico, pero a la inversa". Tal y como ha confirmado la mujer consiguió unas pastillas abortivas a cambio de cocaína: “Me tomé las pastillas y me desperté sangrando, así que pensaba que había abortado y que ya no estaba embarazada”.
Las excusas no acaban ahí, según la acusación, la mujer llamó a la ambulancia y se fue en ella al hospital porque pensaba que se estaba desangrando, pero no avisó al personal sanitario de que el bebé había nacido y estaba en el almacén: "La acusada no le dio opción al bebé de que pudiera vivir porque nunca dijo nada de él, cuando llegó la ambulancia se fue ella sola al hospital, podría haber avisado de lo ocurrido y darle una oportunidad. Tampoco colaboró con la Justicia para que lo encontraran unos minutos antes y poder haber hecho algo para salvarle", ha explicado la fiscal.
Para justificar este hecho, la defensa ha explicado que la acusada no avisó a la ambulancia porque ya estaba muerto y que estaba en shock por el parto, porque no entendía lo que estaba sucediendo.
El Ministerio Fiscal parece que no ha creído esta versión y ha mantenido la acusación de asesinato, puesto que creen que la acusada sabía en todo momento lo que ocurría y que el bebé, según los informes forenses, nació con vida y falleció por hipotermia, hipoxia y hemorragias.
Este martes el juicio ha continuado y la acusada sigue negando los hechos: “Pensaba que me estaba muriendo, sólo veía sangre, tripas y una bola de pelo, pero no tenía forma de bebé”. “Yo en ningún momento vi salir a un niño, mucho menos vivo”, ha reiterado.
“Cuando me ve la ginecóloga me dice que acabo de dar a luz y que dónde está el niño, yo le digo que no hay ningún niño, que todo ha pasado en el almacén del bar, en ningún momento oculto nada”, ante la negativa, es la ginecóloga la que avisa a la Policía, que acude a interrogar a la procesada, quien sigue negando que exista un bebe.
El Ministerio Fiscal parece que no ha creído esta versión y ha mantenido la acusación de asesinato, puesto que creen que la acusada sabía en todo momento lo que ocurría y que el bebé, según los informes forenses, nació con vida y falleció por hipotermia, hipoxia y hemorragias.
En este caso hay algo más que un terrible suceso en juego, se pone de manifiesto lo absurdo del aborto: si el aborto es un derecho y tiene que ser libre para poder llamarnos progresistas, ¿qué diferencia hay entre matar al niño a punto de nacer en el seno materno o hacerlo en el momento del parto? A eso es a lo que se enfrenta este caso, el bebé nació muerto, por tanto, acúsame de un aborto, que lo solucionamos con 13 meses de multa.
El aborto es un asesinato porque la vida humana comienza con la fecundación, y si tenemos esto claro, lo que ha hecho esta señora es un asesinato.