Elon Musk no ha tenido reparos en colocarse contra Reed Hastings y Ted Sarandos, los dos consejeros ejecutivos de Netflix (y el último además es director de Contenido). Y es que el cofundador y jefe de Tesla, así como primer ejecutivo de otras compañías, y que ha pasado a ser primer accionista de Twitter, convirtiéndose en el nuevo adalid de la libertad de expresión, se atreve a plantar cara a la censura del Nuevo Orden Mundial (NOM) y al negocio publicitario de los gigantes de Internet, ha referido que la crisis de la plataforma de streaming se debe al “virus woke”, como informa Religión en Libertad.
Recuerden que la blasfema y progre Netflix ha tenido un fuerte desplome bursátil estos días, que ha llegado a superar el 37% (lo que se ha traducido en una pérdida superior a los 50.000 millones de dólares -unos 46.100 millones de euros- de capitalización). La plataforma de streaming ha explicado que se refiere a la pérdida de suscriptores, pero hay mucho más detrás: no hay que olvidar que también afronta una fuerte competencia en este negocio y que debería priorizar la calidad de los contenidos más que la cantidad.
“El virus de la mentalidad woke está haciendo que Netflix no se pueda ver”, ha escrito Musk en Twitter. El término woke surgió para referir la conciencia sobre el racismo, pero se ha extendido también a cuestiones relacionadas con el género y la orientación sexual
Precisamente, en el tema de los contenidos, la blasfema y progre Netflix no ha hecho ascos a contenidos cristófobos ni al uso excesivo del sexo o de la violencia. Al igual que Disney, es un buen discípulo de NOM, por lo que impulsa la ideología de género (homosexualismo y feminismo) y el ateísmo (nada de Dios). Y en este contexto, Musk ha referido que el desplome bursátil de Netflix es un castigo por seguir la nueva corriente ideológica de la progresía.
“El virus de la mentalidad woke está haciendo que Netflix no se pueda ver”, ha escrito el multimillonario Musk en Twitter. Es más, ha exigido que se haga más ciencia ficción, dando a entender que no todo tiene que estar impregnado de cultura woke. Este término se traduce como despierto y surgió en EEUU para referir la conciencia sobre el racismo, pero desde hace meses, se ha extendido también a cuestiones relacionadas con el género y la orientación sexual. Es el nuevo nihilismo del siglo XXI, bastante prosaico. Pero ojo, porque este nuevo meneo ideológico en realidad trata de sustituir a Cristo por una identidad: racial, sexual, política..., y supone una inversión de valores que precisa una censura férrea que impone lo políticamente correcto y el silencio y la eliminación del discrepante.
Y por cierto, con tanto progresismo, Netflix no escapa a la necedad. Por ejemplo, hace cuatro años, llegó a la plataforma la serie Troya: la caída de una ciudad, elaborada por la BBC y basada en la guerra de Troya, y estalló la polémica porque el personaje de Aquiles era afrodescendiente.