Hace dos meses que la Iglesia beatificó a la familia polaca Ulma: padre, madre, seis hijos y uno a punto de nacer. La Jerarquía católica dudó durante mucho tiempo antes de canonizar niños -creo que los primeros fueron dos de los videntes de Fátima, los hermanos Francisco y Jacinta Marto- por cuanto se suponía que no eran conscientes de su martirio. Ahora, habla de una familia "mártir por amor". Cuando se convencieron de que Dios, creador del único ser racional que puebla la tierra, mira más el corazón que el cerebro, atiende antes al binomio bien/mal que al binomio cierto/falso, entonces empezaron a elevar a los niños a los altares.

Pues bien, ahora en 2023, el Vaticano ha dado un paso más: ha beatificado al primer nonato, el hijo menor de la familia Ulma, que en la foto figura en el vientre de su madre. Insisto: no ha sido beatificado un niño de cinco años: ha sido beatificado un no-nato, ese que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y según toda la política antinatalista, verdaderamente dominadora del mundo moderno, no es persona, condición que adquiere cuando es inscrito en el Registro Civil (verdadera y estúpida entronización de la burocracia en la vida humana y en el pensamiento actual) y, naturalmente, hasta el mismo momento de nacer puede ser eliminado. Le llaman ‘derecho al aborto’. Por eso viene como de perlas que el Vaticano haya canonizado al primer nonato: ¡Bien por Francisco! El hijo sin nombre y sin partida bautismal, de los heroicos polacos Ulma.

“Que la familia Ulma sea un modelo en el impulso hacia el bien”, aseguró el Papa Francisco con motivo de la elevación a los altares de los Ulma. Y esta beatificación resulta de lo más pertinente y oportuna, porque, además, asistimos en el momento presente, tras las elecciones polacas, a un vergonzoso ataque a la Polonia católica, campaña en la que participa activamente nuestro querido Pedro Sánchez, y en la que se moteja como a los polacos de racistas y antisemitas. Lo de antisemitas tiene muchas narices, considerando la actitud de la progresía española respecto a la guerra de Gaza.

Pues ahí tienen a una familia que arriesgó su vida, y la perdió, por salvar a judíos de la barbarie nazi. Y ahora mismo, tras la invasión rusa, los polacos son los que más ucranianos han acogido, mientras nuestro vergonzoso -aquí no dudo en emplear el calificativo de repugnante- presidente del Gobierno en funciones tilda de ultras y fascistas al gobierno de Mateusz Morawiecki. Pues oiga, si alguna vez me persigue algún totalitarismo yo quiero que me proteja el fascista Morawiecki, no el demócrata Sánchez.

En cualquier caso, naciste cuando fuiste concebido, no cuando te inscribieron en el Registro Civil. Eres un ser racional y libre, no un número en el listado de futuros contribuyentes. El pequeño vástago de la familia Ulma constituye el primer nonato beatificado en el mundo. En Polonia, naturalmente. Porque la familia Ulma se la jugó: escondió en su casa, durante año y medio, a otra familia judía de ocho y por ello fueron asesinados por los nazis: padre, madre, seis hijos y uno aún por nacer. Total: nueve beatificaciones. Hay que tener muchos redaños para hacer eso.