La pasada semana la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, una de las normas estrella del Ministerio de Igualdad, fue aprobada definitivamente en el Congreso de los Diputados. Una vez más y como ya es costumbre en las Leyes de Irene, se ha hecho ley desoyendo a todo aquel que pueda decir o insinuar algo en contra de la ministra. Ella es perfecta y los que se equivocan son el resto, es más, ni las propias personas que han pasado por el proceso de transición y se han arrepentido tienen ni idea, ella es la única capacitada para hablar.
En Hispanidad hemos publicado varios casos de trans arrepentidos, por ejemplo, el de Helena Kerschner, que explicaba el suplicio que supone cambiar de sexo. O el caso de Sandra: "Te meten el pene para adentro. De su tamaño dependerá la profundidad de tu vagina. Con el prepucio te hacen el clítoris". Además, hemos denunciado cómo aumentaba el número de trans que se arrepiente de su proceso de cambio de sexo.
Ahora, Nagore de Arquer habla con Okdiario. Cuando era adolescente se planteó la posibilidad de someterse a un cambio de sexo, dio marcha atrás a tiempo, algo que muchos no pueden decir. Nagore cuenta que estuvo a punto de comenzar su hormonación e incluso de solicitar una operación para quitarse el pecho: "Una psicóloga me animó a ser chico por mi aspecto masculino".
En la entrevista muestra su rechazo hacia la ley Montero y asegura que gracias al apoyo de sus padres y la ayuda psicológica consiguió ver que ese no era el camino y paró su proceso.
Nagore cuenta que durante la adolescencia sufrió acoso por parte de sus compañeros, lo que le hizo sentirse incómoda y apartada, al no poder relacionarse, esto provocó que se no se sintiera a gusto con su cuerpo y asoció sus pechos como algo negativo. Detalla que no usaba maquillaje ni vestidos y evitaba el pelo largo. Todo ello hizo que se alejara de los estándares femeninos, por lo que su terapia con la psicóloga giraba en torno a esto, y llegó a plantearse la posibilidad de convertirse en un hombre.
Nagore asegura que esa presión de su terapeuta y sus problemas de adaptación fueron desapareciendo, "Gracias a mis padres, que rechazaron mi transición y me llevaron a otro psicólogo pude darme cuenta de que las mujeres podemos expresarnos como queramos", explica feliz por no haber llegado a hormonarse. Nagore también tiene buenas palabras para su profesor de la Facultad de Psocilogía el cual siempre le enseñó que "ser mujer no es un sentimiento".
Nagore rechaza la ley y a Irene Montero: "No sabe nada de feminismo, no entiendo dónde le han dado el título de psicóloga cuando no entiende lo más básico de la psicología que es que la biología no da el comportamiento".
A Nagore no le falta razón, en el mismo sentido, Celso Arango, médico psiquiatra, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, habla en una charla con el CEU. Atiende en su consulta a diferentes pacientes que dicen ser transexuales y asegura que "Los políticos que legislan sin escuchar a los expertos facilitan la puerta de entrada de la ideología, y eso ha pasado con la Ley Trans".
En Hispanidad hemos publicado varios casos de trans arrepentidos, por ejemplo, el de Helena Kerschner, que explicaba el suplicio que supone cambiar de sexo. O el caso de Sandra: "Te meten el pene para adentro. De su tamaño dependerá la profundidad de tu vagina. Con el prepucio te hacen el clítoris". Además, hemos denunciado cómo aumentaba el número de trans que se arrepiente de su proceso de cambio de sexo
El doctor Arango opina que “la demanda de personas que son trans, o que dicen que lo son, es mucho mayor que antes. Este debate ya se ha vivido previamente en otros países. Países que nos llevan la delantera en esto muchos años. Y hay algo muy sano que es copiar mejorando, ver lo que han hecho los demás y no cometer los mismos errores”.
Uno de los puntos de debate de la Ley Trans es que los menores puedan iniciar el proceso: “A los menores en este país no les dejamos comprar tabaco, no les dejamos comprar alcohol, no les dejamos conducir, ni votar… sin embargo sí los dejamos cambiar de sexo como si fuera algo mucho menos importante, cuando tiene una transcendencia fundamental”, argumenta el doctor Arango. “Para mí, la protección de los derechos del menor es fundamental. Y eso significa no dejarle tomar decisiones que puedan atentar contra él o ella y hacerlo de forma prematura”.
“Nosotros estamos muy acostumbrados a ver a niños y adolescentes que un día tienen una cosa y al día siguiente otra. Y hemos aprendido a no precipitarnos. Solo cuando estamos seguros, y muy seguros de algo, proponemos algún tipo de intervención”.
Y advierte, “todo procedimiento médico tiene unos efectos secundarios y la operación es irreversible, y eso muchas personas lo desconocen. Por lo tanto, ese periodo de espera, de escucha y de estudio es fundamental… y el precipitarnos solo va a traer en el futuro personas que se van a sentir enormemente desgraciadas por tomar elecciones que en su día les parecieron muy positivas y luego no lo fueron”.