Contaba Chesterton que, en cierta ocasión, oyó el siguiente comentario a un ilustrado que pasaba frente a una Iglesia, donde el párroco había montado un nacimiento: “Estos cristianos… ¡hasta la Navidad quieren quitarnos”.

En 70 años, desde 1942 a 2012, el disco sencillo que más vendió fue Navidades Blancas, de Bing Crosby, cuyo autor fue el judío bielorruso, exiliado en Estados Unidos, Irving Berlin, que, por su religión hebrea, nunca celebró la Navidad  e incluso que la película que popularizó esa melodía es obra de Paramount y hasta Frank Sinatra, un fenómeno navideño, aporto su granito de arena. 

Para que quede claro: la melodía más vendida de la historia se pergeñó con la intención directa de que no hablar de un hecho religioso, sino de unas navidades blancas que alimentaran la nostalgia de la familia entre los soldados norteamericanos que peleaban con los nazis. Así, el disco sencillo Blanca Navidad prescinde de cualquier alusión a Cristo… en Navidad.

Lo mismo ocurre con Cuento de Navidad, de Charles Dickens: se habla de espíritus, de generosidad, de filantropía, pero no de Dios. Y resulta que la Navidad no es filantropía, es el cumpleaños de Cristo, el Dios encarnado que se humaniza y con su anonadamiento diviniza al hombre .

Sí, la canción es bonita y Cuento de Navidad una maravilla, pero no dejan de ser dos ejemplos de Navidades paganas.Debería resultar ocioso recordarlo pero la Navidad no es filantropía ni nostalgia: es el cumpleaños de Cristo, un hecho religioso.